A buen recaudo

B. Palancar Ruiz
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La despoblación de muchos municipios de Guadalajara en los meses de invierno obliga a los párrocos a dejar piezas de las iglesias en depósito para preservarlas y garantizar su conservación

El Museo Diocesano de Arte Antiguo  de Gualadajara fue inaugurado el 11 de mayo de 1968 por el obispo Castán Lacoma, aunque su fundación había sido idea de su predecesor en el cargo, Lorenzo Bereciartúa Balerdi, que estuvo ideándolo durante más de una década.

El Museo Diocesano tiene su residencia en un rehabilitado palacio neoclásico llamado Casa de los Barrena, que estuvo en manos de la Iglesia, luego pasó a manos privadas llegando a ser un hotel, para años después volver a propiedad eclesiástica.

Muchas de las piezas que hoy pueden contemplarse en esta sede museística provienen de iglesias y ermitas de provincia de Guadalajara, pero también de otras sedes religiosas como el Palacio Episcopal, casas parroquiales o conventos. Aunque desde el Museo Diocesano asumen lo impopular de la medida de retirar  en los años 60 elementos de iconografía religiosa de los pueblos, también justifican que esto hizo posible que se pudieran conservar de una manera adecuada mucho patrimonio artístico. Y, es más, se considera que la actuación del Museo Diocesano en sus primeros años permitió salvar piezas valiosas de pueblos despoblados que sin su intervención se habrían destruido o hubiesen acabado dentro del mercado negro del arte.

Hay otras obras, como el Isaías de Salzillo que aparece al lado de estas líneas, cuya última procedencia es la iglesia de Renera pero, lo cierto, es que su origen estaba en el convento carmelita de la Epifanía de Guadalajara porque con la Desamortización de Mendizábal se distribuyeron bienes conventuales por distintas parroquias de la provincia.

en custodia. La despoblación vuelve a estar de actualidad para el Museo Diocesano. Esta vez, la falta de vecinos y de párrocos en los pueblos durante los meses de invierno ha propiciado la aparición de un nuevo servicio de custodia de los objetos más valiosos.

«La gente vuelve en ciertos momentos a los pueblos que la mayor parte del año están vacíos. Los párrocos están dando un nuevo uso al museo. Traen los objetos más preciados como suelen ser las cruces parroquiales y las custodias, cálices, ‘la plata’ que decimos, en depósito, simplemente para custodiarlo. Las traen aquí se hace una entrada y ellos tienen la disponibilidad de sacarlas cuando quieran», informa el director del museo, Miguel Ángel Ortega, que añade que esta práctica está ayudando a quitar la mala fama de la institución por esas expediciones por la provincia de los primeros años para recoger obras de arte de los pueblos. «Esto le está quitando el miedo a la gente porque parece que lo que aquí lo que entraba no salía. También con estas exposiciones estamos ayudando a cambiar esa mentalidad», dice el también responsable de Patrimonio de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.

¿Y qué ocurrirá en el futuro? La preocupación es notable por la creciente despoblación. Hoy, la Diócesis tiene tres grandes sedes de museos que son Atienza, Sigüenza y Pastrana. No obstante, el delegado de Patrimonio no descarta ni que se cree una gran sede en Guadalajara o Sigüenza para todo el arte religioso ni que se haga por comarcas.

«La intención del museo no es crecer pero qué va a pasar con la despoblación. Hay que pensar en un espacio, sabiendo lo impopular de la medida. Muchos de los pueblos están ya abandonados. Es evidente que sería en Sigüenza, Guadalajara o los sitios importantes. Este año, se ha comenzado una exposición en Molina In nocte ante festum dedicada a la bula de la Inmaculada. Se ha acondicionado una de las iglesias cerradas, San Pedro. Nuestra idea es que se quede como museo en la comarca. A lo mejor, también es una idea. No todo tiene que venir a Guadalajara o Sigüenza. Que lo de la zona de Molina permanezca allí, en el coro de la iglesia de Mondéjar se está realizando otro museo, está Atienza, Pastrana, Sigüenza. Quizá es más amable crear en cada comarca un punto referencial que concentrarlo todo. Entiendo que es mejor que cada zona tenga su referente», razona en voz alta Miguel Ángel Ortega.