El mes más caluroso desde 1920 concluye con 3,5 grados por encima de lo normal

Raquel Santamarta
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Julio, con 30 noches tropicales y siete días superando los 40, bate en Ciudad Real récord de temperatura media (30,2) y de media de las máximas (37,7), superando los registros anotados en 2006 y 1946

El mes más caluroso desde que se tienen registros en Ciudad Real, que comenzaron a anotarse en el año 1920, llegó ayer a su final entre tormentas y con temperaturas de récord. La media registrada a lo largo de todo el mes fue de 30,2 grados centígrados, que suponen 3,5 grados por encima de los valores normales (26,7), la misma subida que experimentó la media de las máximas en julio con un registro de 38 grados (lo habitual es 34,5).

En este sentido, se han superado los 28,9 grados de media anotados en julio del año 2006, el que hasta ahora había sido el mes más caluroso de la historia, y los 37,7 de media de las máximas del mismo mes de 1946. «Lo lógico era que la temperatura media mensual marcara una nueva efeméride por décimas, no por grados», señala desde el Observatorio Meteorológico de Ciudad Real, Enrique Luengo.

No en vano, más de la mitad de los días del mes (hasta 16), los termómetros marcaron temperaturas superiores a 38 grados. «Ha habido siete días con 40 grados o más», indica Luengo. «Eso es una cosa muy rara», según apostilla. Tanto es así que en los últimos años nunca se han elevado por encima de la cuarentena en un mes de julio. «Estos datos cumplen con las previsiones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático: primaveras más cortas con temperaturas altas sostenidas durante semanas», precisa Enrique Luengo.

Las alertas meteorológicas por altas temperaturas, tanto amarillas como naranjas, se han sucedido en un verano que ya acumula cuatro olas de calor, comenzando la primera el 26 de junio, tras una estación primaveral calurosa (el 13 de mayo batió un récord histórico con 38,6 grados) y seca que, de paso, le complicó la vida a los cerca de 30.000 alérgicos que hay en la provincia.

La media de las temperaturas mínimas ha rozado este julio los 21,7 grados con un total de 30 noches tropicales (todas, menos la del 13 de julio), término que define las veladas donde el termómetro no baja de los 20 grados haciendo muy difícil conciliar el sueño. Esta marca representa 2,8 grados por encima del valor climatológico considerado como normal, que para estas alturas del año es de 18,9.

La noche más extenuante fue la del 16 de julio con 25,7 grados. Un registro que, para colmo, estuvo flanqueado por otros dos muy altos (24,7 y 24,4), con el consiguiente efecto sobre la población al acumularse el cansancio provocado por unas mínimas que se saltaron el umbral del sueño. Así, con una sensación de bochorno constante, obligaron al cuerpo a realizar un trabajo extra para poder ventilar y disipar el calor interno, acabando con aquello de dormir a pierna suelta. Cabe recordar que el verano pasado hubo que esperar al 14 de julio para tener una mínima por encima de los 20 grados. Concretamente, 21,4.

El día más caluroso del mes de julio que acaba de concluir fue el 6 con 41,2 grados, una temperatura máxima absoluta que se aleja de los 44,2 que se alcanzaron en Ciudad Real capital el 23 de julio del año 1945, según los registros manejados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En este sentido, Luengo pone de relieve que «en la década de los 40 hubo años bestiales». Concretamente, según expone como ejemplo, «del 1 al 13 de julio de 1943, los termómetros no bajaron de los 39 grados. De esos 13 días, once estuvieron por encima de los 40 y nueve rebasaron los 41». Eso sí, en sus propias palabras, «no se había vuelto a ver algo similar desde hacía muchos años».

Nueve de los diez años más calurosos que se han registrado a escala global desde que se comenzaron a tomar registros han tenido lugar en el siglo XXI. A partir de los 90, Luengo destaca los meses de julio de 1994, 2006 y 2009 como «muy calurosos»: «Llevamos dos décadas que, si bien no se han dado picos altos de temperatura, no se han producido bajadas». «Desde 1995, cuando se anotaron 43,4 grados el 24 de julio, no hemos tenido ningún año en el que se hayan superado los 40,7 (sin contar con este 2015); pero la temperatura media se ha situado por encima de los valores normales», según pone de relieve el experto desde el Observatorio Meteorológico de Ciudad Real.

«Julio caliente, quema al más valiente», reza la sabiduría popular. Los ciudadrealeños han soportado estoicamente un mes con temperaturas de cuarenta grados, arriba o abajo, que hacen que queme el asfalto sin que una sola gota de agua les alivie. Y es que hasta la tarde del día de ayer, cuando cayó un litro por metro cuadrado, las nubes no habían descargado. «Cuando más se han necesitado, no ha llovido (en mayo no se llegó al litro por metro cuadrado). Y las precipitaciones de junio (23 litros) no han servido prácticamente de nada», afirma Luengo incidiendo en «un año muy seco». «Con estas temperaturas, las escasas precipitaciones no han contribuido ni a refrescar el ambiente», añade. Algo más que frecuente si se tienen en en cuenta los veranos de 2011 y 2012, también muy alejados de la humedad.

El año hidrológico, que comenzó el pasado 1 de octubre, suma 290 litros por metro cuadrados en Ciudad Real, lo que representa un déficit de precipitaciones del 21,6 por ciento, ya que el valor medio normal que le corresponde a ese periodo (es decir, hasta el 31 de julio) se sitúa en 370 litros. Una realidad que se deja notar en los embalses repartidos a lo largo y ancho de la provincia que, con 337 hectómetros cúbicos, están al 65,8 por ciento de su capacidad.

Lo que viene. El calor sofocante dio ayer un respiro a Ciudad Real y la previsión para hoy sábado, 1 de agosto, es de cielos poco nubosos o despejados, mínimas en descenso y máximas de 34 grados en la capital. Las temperaturas, que habían descendido un poco en estos últimos días, se recuperan este fin de semana y, a partir del miércoles, subirán de nuevo hasta volver a alcanzar los 40 grados centígrados en zonas del suroeste peninsular. Así, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) vaticina una primera decena de agosto calurosa y con alguna tormenta dispersa.

Además, la Aemet indica que los cielos estarán poco nubosos en la Península, con nubosidad de evolución diurna durante el día en el interior. «A partir del día 10 será algo más fresco y húmedo, con una mayor influencia atlántica», subraya Luengo. Siempre teniendo en cuenta que la meteorología, que bebe de la física, la geografía, la biología y la química, tiene sus incertidumbres. No en vano, en el siglo XIX era apartada como ciencia por no revelarse exacta.