Se estrelló por una realización errónea del aterrizaje

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La narcoavioneta que se estrelló en 2008 costando la vida a dos personas tomó tierra en la parte final de la pista y se precipitó por un barranco

Ocurrió hace más de una década, el 25 de abril de 2008 cuando una narcoavioneta intentaba tomar tierra en la finca El Castaño, del ya fallecido banquero Emilio Botín. «Probablemente, una realización errónea de la maniobra de aterrizaje» provocó un accidente que le costó la vida a los dos ocupantes de la aeronave Cessna U206, un hombre marroquí de 28 años e iniciales H.B. y un hombre español de 25 años identificado como J.F.Q.D.

Esas son las conclusiones del informe técnico que realizó la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil y al que ha tenido acceso La Tribuna.

El documento, de 36 folios, repasa minuciosamente desde los antecedentes del vuelo, la información de la aeronave o las huellas que dejó la avioneta sobre la pista que estaba pilotada por personas con experiencia pero que «no tenían licencias válidas para operar la aeronave de matrícula francesa», según las conclusiones del Ministerio de Fomento, que cifra en 273 kilos de carga de mercancía que transportaba, desconociendo la distribución y su anclaje en el interior de la avioneta. En el momento del suceso, se indicó que más de 200 kilos de la carga eran hachís que iban repartidos en nueve fardos a la espera de ser trasvasados a varios vehículos que aguardaban junto al aeródromo. Una las que esperaba la entrega fue detenida.

La investigación desarrollada indica que aunque la longitud de la pista fuera «suficiente», un kilómetro, para realizar la maniobra de aterrizaje, «la toma de contacto de la avioneta con la pista se realizó en el último tercio de pista en lugar del primero y sin la configuración adecuada de la aeronave, en cuanto a velocidad y despliegue de flaps se refiere, para aterrizar en pista corta, por lo que la distancia remanente no fue suficiente para conseguir detener la aeronave antes de que terminara el terreno y comenzara el barranco» donde fue a terminar la avioneta. De hecho, la investigación afirma que no se ha podido determinar si la carga que transportaban iba bien anclada o pudo haberse desplazado durante la maniobra de aterrizaje y posteriormente durante la caída al barranco. «Esto podría haber influido en la variación de la posición del centro de gravedad dificultando la estabilidad de la aeronave», concluye el informe.

Así, los últimos 300 metros de la pista «mostraban una gran frenada asimétrica con huellas de bloqueo y deslizamiento de la rueda derecha y un posterior derrape de la aeronave hacia la derecha hasta el final del terreno»

desde marruecos. La aeronave que se estrelló en El Castaño había sido alquilada en Francia, a un particular que contaba con los servicios de un piloto de nacionalidad española y que realizó varios vuelos de prueba un par de meses antes del suceso. De los registros descargados del GPS portátil que los ocupantes llevaban a bordo aparece la trayectoria que la aeronave realizó en los días previos al accidente: un día antes, el 24, se realizó un vuelo desde Muret, una pequeña localidad al sur de Francia, hasta el aeródromo de La Calderera, en las proximidades de Valdepeñas, donde repostaron 165 litros de los 200 disponibles en garrafas. El 25 de abril se realizó un vuelo desde Valdepeñas hasta un lugar no identificado de Marruecos y desde allí, a El Castaño, donde varias personas esperaban para realizar la descarga de la aeronave, según la información que se aportó durante el curso de la investigación, sin contar con la autorización del propietario del aeródromo que, se deja claro, «desconocía la operación que se iba a realizar». De hecho, uno de los guardeses de la finca, que presenció los momentos previos al accidente fue el que dio la voz de alarma a los guardeses de la finca colindante. Al comprobar que la avioneta estaba en el barranco se avisó a la Guardia Civil y a los Servicios de Emergencia.