A la luz de Alarcos

Pedro M. Puerta
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La excavación de los alumnos de la Facultad de Letras de la UCLM ha permitido limitar el espacio de la necrópolis íbera y hallar objetos funerarios de interés arqueológico en los ocho sepulcros descubiertos

Varios de los alumnos trabajan en los túmulos funerarios descubiertos. / - Foto: PABLO LORENTE

Alarcos no cesa de ofrecer sorpresas a los valientes que se atreven a introducirse en sus entrañas. La serendipia, o si utilizamos un término más castizo, la pura chiripa, provocó que, a finales de 2012, las obras del colector que une Poblete con la Estación de Depuración Aguas Residuales (EDAR) de Ciudad Real sacara a la luz restos ibéricos. Aunque se conocía la existencia de un poblado oretano en el cerro ciudadrealeño, no ha sido hasta ahora cuando se ha podido ubicar la necrópolis.

La profesora Rosario García, acompañada de David Rodríguez, dirige la excavación de la zona íbera del yacimiento, que se ha desarrollado del 17 de julio hasta hoy. García señala que «en 1997 comienzan a prospectar en la zona del poblado», pero que uno de los objetivos de la campaña era «encontrar enterramientos, dado que en Ciudad Real ya se conocen muchos ‘oppidum’ pero existen menos ejemplos de necrópolis ibéricas».

La tipología de los cementerios de los oretanos se repite en todos los ‘oppidum’, con la necrópolis en una parte llana y baja que podía ser observada desde la ciudad, situada en una parte más elevada.Hasta ahora, en la zona que se excavaba «se encontraron únicamente  seis tumbas», lo que era escaso «para un asentamiento que ha estado habitada más de 600 años y que tiene que tener, por lo menos, varias necrópolis», explicó García.

Varios de los alumnos trabajan en los túmulos funerarios descubiertos. /Varios de los alumnos trabajan en los túmulos funerarios descubiertos. / - Foto: PABLO LORENTE Finalmente, ha sido este verano cuando se ha conocido la ubicación de los enterramientos, debido a que los sedimentos, de más de un metro en algunas zonas y provenientes del relleno de la carretera que por encima transcurre, dificultaba en gran medida la averiguación de su situación. Por otro parte, el equipo de profesores de la UCLM cree que al otro lado, en la parte más cercana a la ribera del río y que se situa al norte del antiguo molino hidráulico, «podría continuar la necrópolis, pero es posible que esta haya sido arrastrada por las crecidas del Guadiana», argumenta la docente.

«El objetivo de la excavación de este mes de julio», relata la profesora García, «era averiguar la auténtica situación de los enterramientos», es decir, si estriban más cerca del río o, por el contrario, siguen por debajo de la carretera, que «era lo peor que podía pasar». Así, comenzaron las prospecciones en la zona próxima al curso del agua. Cuatro días de infructuosa extracción de tierra que, aparte de «desesperar» a la docente, sirvieron a los alumnos para que se concienciasen de que «la Arqueología también es eso, trabajar duro en zonas que no dan frutos, pero al tratarse de restos prehistóricos es así, no disponemos de ningún mapa que facilite las labores», explica la investigadora.

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