Revientan la luna de una frutería y se llevan cerca de 1.000 euros

Pilar Muñoz
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Cerca de 1.000 euros, cajas de frutas, conservas y décimos de lotería es el botín que consiguieron  los ladrones que entraron ayer en una frutería de la calle Tinte tras reventar una de las lunas del establecimiento.

Todo apunta a que el robo se cometió a primeras horas de la tarde, cuando los vecinos estaban terminando de comer o se habían echado la siesta. Por ello, nadie vio ni oyó nada, el ruido de los cristales tras ser fracturados con una maza o un objeto similar.

Los ladrones podrían haber utilizado una manta para amortiguar el ruido y evitar así que pudiera ser oído por alguien y llamara a la Policía. «Van preparados», señaló un cliente mientras el padre del propietario del establecimiento recogía los cristales de la luna que reventaron.  

La dependienta de otra tienda cercana a la frutería fue quien vio los fragmentos del vidriado del escaparate y avisó a la propietaria del establecimiento, quien llamó a la Policía. «Eran aproximadamente las 18.10 o 18.15 horas cuando la empleada me comentó que alguien había entrado en la frutería del lado» y llamaron a la Policía.

Cuando el propietario del establecimiento asaltado llegó y vio el destrozo que habían hecho se le subió la sangre a la cabeza y «menos mal que no estábamos en la tienda. Tanto sacrificio, tanto esfuerzo, tanta lucha para poder sobrevivir, ganarse el pan ... Y te roban lo que tanto trabajo te está costando», aseguró visiblemente enojado e indignado.

Abrió el local el pasado noviembre y «todos los días se trabaja sin descanso para esto», remarcó sin poder precisar lo que se habían llevado porque «hemos llegado hace un rato. Se habrán llevado todo lo que hayan querido». Según el dueño de la tienda, a primera vista faltaban 960 euros, varios décimos de lotería, cajas de fruta, conservas.

Es la primera vez que sufre un robo, aunque hace unos meses hubo una tentativa. Por ello, reclaman más vigilancia en la zona y «mayor castigo para esta gente», apuntó el padre en tono airado y  muy enfado.  Su hijo comentó que había hablado con los vecinos y que nadie había visto ni oído nada.  El pasado enero perpetraron otro robo en una tienda cercana a la frutería. En esta ocasión forzaron la cerradura y se llevaron el dinero que había. Aprovecharon la hora de la comida, cuando  todas las tiendas están cerradas y no hay un alma en las calles. Eligen el objetivo, adoptan todas las medidas para no llevarse sorpresas, para no ser descubiertos, y pegan el palo. «Hace falta más presencia policial, más vigilancia», subrayaron.