Torralba realiza 22 exhumaciones a raíz de la subida del Acuífero 23

Ana Pobes
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El nivel freático sigue inundando las fosas del cementerio y el actual equipo de Gobierno se ha comprometido a construir más nichos y sepulturas en la zona alta en los próximos dos años

El nivel freático del Acuífero 23 ha bajado en los últimos días ante la ausencia de lluvia, pero aun así continúa inundando las fosas del cementerio de Torralba de Calatrava. El municipio es uno de los treinta de la provincia que se asientan sobre el acuífero  (Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus Valdelobos), la enorme bolsa de agua que subyace de la llanura manchega y que mana agua de forma natural tras varios años sin hacerlo por el aumento de extracciones de agua subterránea para el regadío.

Ante la problemática, el Ayuntamiento buscó el año pasado soluciones a  la filtración de agua en el campo santo. Entre ellas, la exhumación de cuerpos. La ley establece que el desenterramiento no se realice durante los mes de junio a septiembre, por lo que en el año pasado, hasta el mes de mayo, el Consistorio realizó 20 exhumaciones, a las que hay que sumar además las dos que se han llevado a cabo este año, a partir de octubre. «Cada quince días se celebra Junta de Gobierno local y siempre hay alguna petición para exhumar los cuerpos», por lo que los pronósticos del Ayuntamiento «es que no quede mucha gente», comenta la actual alcaldesa de la localidad, María Antonia Álvaro.

El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) realizó un informe con las posibles medidas para dar la fórmula de la solución  a petición del Consistorio torralbeño. Pero su «alto presupuesto»  llevó al Ayuntamiento a rechazar el estudio al considerar que a pesar del «gran montante económico no se garantizaba el mantenimiento futuro», corrobora la regidora torralbeña. El estudio previo,  que costó unos 9.000 euros, contemplaba acciones como la realización de varios sondeos en las proximidades y en el interior del cementerio. Pero para ello, antes había que determinar las características hidráulicas del terreno mediante bombeos de ensayo. El objetivo, comentaron desde el Instituto Geológico y Minero, drenar la parte superficial sin tocar el Acuífero 23.

Para continuar con la segunda fase había que abonar otros 18.000 euros, a lo que habría que añadir además los gastos para llevar a cabo todas esas medidas, por lo que «se trata de un presupuesto inviable para el Ayuntamiento». «Se nos va de las manos económicamente, y eso no garantiza su mantenimiento futuro, pues por muchas bombas que se pongan es imposible bajar o eliminar el nivel del agua, por lo que se descartó esa vía», lamenta Álvaro, quien reconoce «la dificultad que existe de luchar contra un fenómeno de la naturaleza».

Pero aún así el actual equipo de Gobierno continúa buscando soluciones a un problema con el que «no ha querido hacer campaña electoral sobre algo tan doloroso para los vecinos y familiares». Así además de las exhumaciones, se ofrece también la posibilidad de elevar dos de los cuatro cuerpos de las sepulturas para que el agua no inunde los cadáveres más bajos, a cambio, comenta la alcaldesa, a los propietarios se les compensará con la ampliación del número de años de concesión «al sólo poder utilizar dos de los cuatro cuerpos vendidos». «No tenemos nada que ocultar y queremos ser totalmente transparentes en todo este asunto», subraya.  

Próximos años. Acompañada del edil de Urbanismo, Jesús Naranjo, la alcaldesa subraya que el actual equipo de Gobierno ha sido siempre consciente de que la filtración del agua en las tumbas era un problema en el que había que dedicar todos los esfuerzos, por lo que de cara al futuro el Ayuntamiento se ha comprometido a realizar más nichos y nuevas sepulturas en la parte más alta en los próximos dos años. En este mismo sentido, recuerda que desde que surgió el problema, el Consistorio ha construido ya cuarenta nichos a raíz del problema, de los que «más de la mitad ya están adjudicados».