Actitud ante el acoso

Raquel Santamarta
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Las artes marciales plantan cara al 'bullying' en el José María de la Fuente • El Centro eSmile y Nagare Dojo muestran a una decena de pequeños que el mejor ataque es una buena defensa

Los pequeños practican en el tatami el Ninjutsu o Bujinkan Budo Taijutsu de la mano de Carlos Martínez y Tania Mondéjar. / - Foto: TOMÁS FERNÁNDEZ

El Ninjutsu o Bujinkan Budo Taijutsu es un antiguo arte marcial de origen japonés. Un sistema de autodefensa basado en las técnicas y tácticas utilizadas por los ninja para repeler las agresiones. En el colegio José María de la Fuente, una decena de pequeños de edades comprendidas entre los cuatro y nueve años se aferran a las enseñanzas recibidas de sus maestros para saber lidiar con sus compañeros en el aula y, de este modo, evitar convertirse en acosadores o acosados. No en vano, un informe de Save The Children publicado este año recoge que cerca del 40 por ciento de los niños encuestados han sufrido esta forma de violencia alguna vez en su vida. «Lo peor es que no lo cuentan al llegar a su casa. Dejan de comer, se vuelven a hacer pis en la cama o lo pagan con sus padres», señala Tania Mondéjar.

En el Programa de Prevención del Acoso Escolar o Bullying (PAEB), desarrollado por la Asociación Nagare Dojo y el Centro eSmile de Psicología Aplicada Infanto-Juvenil, desarrollan su autoestima, espíritu de tolerancia, sentido de la justicia y autocontrol, al tiempo que aprender a valorar la cosas y respetar a quien tienen al lado. Porque el objetivo no es que los niños den patadas, sino que ganen seguridad y tengan recursos. «Parece que la disciplina se consigue a base de gritos e imposiciones, cuando tiene más que ver con un rol de líder que se puede ejercer en beneficio del grupo, es decir, teniendo en cuenta al equipo», explica Carlos Martínez.

El mejor ataque es la mayor parte de la veces una buena defensa. En este sentido, se les indica cómo zafarse del agresor o compañero abusón si éste le agarra con fuerza una muñeca. Abrir la mano, dar un paso adelante y girarse hasta colocar la espalda en la misma línea que la del contrincante es clave para salir airoso del contratiempo. «No es una cuestión de fuerza, sino de destreza», asegura Martínez.

Este arte marcial persigue un equilibrio del cuerpo que los pequeños discípulos practican ataviados con sus quimonos negros sobre el tatami. A instancia de Mondéjar, hacen un círculo para trabajar la psicomotricidad a través del ejercicio de bloqueos y golpes al aire. «Se trata de que aprendan unos movimientos que con el paso del tiempo se convertirán en instintivos», precisa Martínez. «Cada una de las katas, establecidas por la escuela Bujinkan, se corresponden con un elemento», apostilla. De este modo, según explica, «se deben utilizar en función de la situación, ya que nos permiten enfrentarnos a una situación de conflicto».

El agua (Sui) está relacionado con un movimiento envolvente, mientras el fuego (Ka) lleva aparejado una explosión y la tierra (Chi) se erige en una postura inmóvil que también se puede trasladar a un combate dialéctico. A ellos se unen el aire (Fu) y el vacío (Ku). «Todas las instrucciones se dan en japonés», aclara Mondéjar antes de pedirles que guarden silencio, necesario para incidir en la estimulación sensorial. «Están haciendo la actividad del ninja dormido», aclara la psicóloga del Centro eSmile.

Es la segunda parte de una clase que los escolares han empezado con volteretas sobre el tatami para tomar impulso y, sobre todo, para levantarse rápido y sin hacerse daño si alguien les empuja tirándoles al suelo. «Tenéis que imaginar que sois una rueda, encogiendo las piernas para poder rodar», les traslada Martínez adelantando que el próximo 28 de noviembre, de 17.00 a 19.00 horas, se celebrará en el Espacio Joven una yincana ninja.