Las lluvias caídas en las últimas semanas en la provincia de Ciudad Real han implicado «un cambio de 180 grados» para la apicultura de la provincia, ya el sector ha pasado de alertar sobre los efectos de la sequía en las abejas a ver con optimismo las perspectivas del sector tras las precipitaciones de los últimos días. «Dios aprieta, pero no ahoga», afirma el presidente de la Asociación Profesional de Apicultores de Ciudad Real, Jaime López de la Morena, quien aseguró que «se vaticinan buenos resultado porque la situación ha dado un cambio de 180 grados». De este modo, confía en que la primavera florezca en todo su esplendor gracias a estas lluvias, si bien reconoció que en los últimos tiempos han notado que los ciclos se acortan». No sólo le afectan la falta de lluvias a las abejas, también las temperaturas que se registran y que se están desarrollando de forma favorable para las necesidades de estos insectos, con días de calor y de frío, algo que «es bueno para las abejas».