Las escuelas de verano llevan sonrisas e ilusión a los niños hospitalizados

Verónica López / Ciudad Real
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La Concejalía de Educación deja abierta el aula hospitalaria del HGCR para hacer a estos pequeños la estancia más llevadera

Ana Beatriz Sebastiá, concejala de juventud, junto con los niños del aula hospitalaria. - Foto: Tomás Fdez. de Moya

Las escuelas de verano ofrecidas por el Ayuntamiento de Ciudad Real han llegado hasta el aula hospitalaria del Hospital General Universitario. Gracias a esta iniciativa se ayuda a los niños ingresados a hacer su estancia más llevadera.

Durante el curso escolar las actividades del aula hospitalaria se llevan a cabo con personal de la Consejería de Educación, pero en verano están de vacaciones. Por ello, se han preparado diferentes actividades para poder mantener el aula abierta. Con esta iniciativa se ofrece a los niños hospitalizados actividades a lo largo de la mañana. «Es una experiencia que está siendo muy bien acogida tanto por las familias como por los propios niños», comentó la concejala de educación, Ana Beatriz Sebastiá.

Estas escuelas de verano giran en torno a diferentes temáticas como los dinosaurios, los planetas, los deportes o los medios de comunicación. Así, se ha creado uno de los talleres más novedosos llevados a cabo en el aula hospitalaria, el de radio. Gracias a la colaboración de la Unión de Radioaficionados Españoles, los niños pueden comunicarse con radioaficionados, muchas veces con jubilados de lugares como Asturias, Pontevedra o Cádiz.

El técnico de la Concejalía de Educación Luis Lozano comentó que el hecho de que las personas con las que los niños contacten sean en su mayoría abuelos es bueno, porque les cuentan historias y algunos «van a buscar a sus propios nietos para que hablen con los chicos». Además, añadió que es una opción de ocio diferente que les aleja de lo que hacen habitualmente: «Usar internet y jugar a la Play».

El subdirector médico del HGCR, Ángel Fermín Pérez, agradeció el apoyo recibido por el Ayuntamiento, porque gracias a estas escuelas de verano «se olvidan de la situación traumática que les puede suponer el vivir en un lugar hostil».