Una paz que «no pasa por su mejor momento»

Pilar Muñoz
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El embajador Ansoáin habla en la Facultad de Letras del contexto socio político en Tierra Santa invitado por la Pastoral Universitaria

El embajador Ramón Ansoáin, ayer - Foto: Pablo Lorente

En la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel ocupó Cisjordania, la franja de Gaza, los Altos del Golán, Jerusalén Este y la península del Sinaí, que fue devuelta a Egipto en 1982. En 1993, Israel y la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) firmaron los acuerdos de Oslo que establecieron la autonomía de la franja de Gaza y de Cisjordania bajo mandato palestino. En la actualidad, Gaza está bajo gobierno de la Autoridad Nacional Palestina. No así Cisjordania, que está parcialmente bajo control militar israelí y donde viven 325.000 colonos israelíes en 125 asentamientos. ¿Para cuándo la paz? «Me temo que está lejos. A mi edad creo que no lo voy a ver», se lamentó Ramón Ansoáin Garraza, que fue embajador de España en Arabia Saudí desde 2008 a 2010 y cónsul general emérito de España en Jerusalén.

Ansoáin Garraza se desplazó ayer hasta Ciudad Real para intervenir en las jornadas que se celebran en el aula magna de la Facultad de Letras del campus ciudadrealeño auspiciadas por la Delegación Diocesana de Pastoral Universitaria en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha. El embajador habló del contexto socio-político en Tierra Santa y de las aportación de varias culturas, concretamente de las tres religiones monoteístas que han aportado un gran cantidad de valores a pesar de no ser coincidentes salvo en que hay un solo Dios.

El embajador también repasó las aportaciones más recientes de carácter político que empezaron a dibujarse a partir de la creación del Estado Israelí en 1948.

Un asunto muy complejo que hay que mirarlo desde varios ángulos para ver la situación de enfrentamiento que tiene la base, las raíces en creencias muy profundas.

 Llegado a este punto, el experto en Tierra Santa subrayó que los valores religiosos son muy difíciles de cambiar, es decir es harto difícil que un cristiano cambie de religión, como también que lo haga un judío o un musulmán. «Son valores muy anclados en la base del pensamiento», remarcó en alusión al conflicto enquistado.

Además están «los valores políticos fuertemente arraigados en la sociedad». El sionismo, el movimiento político judío que defiende el estado independiente israelí en territorio palestino, «ha creado un estado de Israel que es una posición política que se aprovecha el pensamiento judío para mantener una posición política».

En este contexto, respeto al conflicto enquistado, Ansoáin confesó que «por muy optimista que uno quiera ser no se ve un horizonte cercano. Hubo un tiempo en que había mayor interés y se llegó a pensar en algún momento que el camino para la paz era posible, pero actualmente el famoso proceso de la paz no está pasado por su mejor momento».

Ansoáin Garraza está en posesión de la Medalla de la Universidad Pontificia de Salamanca por la labor desempeñada durante años al frente del consulado general de España en la ciudad israelita. De hecho es cónsul emérito.

330.000 cristianos. La presencia cristiana «ha descendido mucho en los últimos años». Actualmente hay unos 130.000 cristianos en Tierra Santa, entre foráneos y los cristianos extranjeros, fundamentalmente religiosos y personas que están trabajando, indicó a este diario Luis Eduardo Molina, delegado de la Pastoral Universitaria, quien añadió que según se ha puesto de manifiesto en las jornadas celebradas en la Facultad de Letras del campus ciudadrealeño se ha reducido presencia de cristianos desde en 1948, cuando se ofreció la creación de los dos estados. De un 10 por ciento se ha pasado a dos por ciento actual, concretó Eduardo Molina tras agradecer la labor de los religiosos en Tierra Santa.