La fe no entiende de lugar

Diego Rodríguez
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El joven sacerdote Tomás Jesús Serrano lleva más de un lustro destinado a las parroquias de Brazatortas, Cabezarrubias del Puerto e Hinojosas de Calatrava

El sacerdote Tomás Jesús Serrano Sánchez posa para ‘La Tribuna’ en la parroquia de Cabezarrubias del Puerto. - Foto: / TOMÁS FERNÁNDEZ DE MOYA

El concepto de médico rural o maestro rural está muy extendido por Castilla-La Mancha y muy especialmente en las comarcas ciudadrealeñas del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, si bien no lo está tanto el de cura rural a pesar de que están presentes desde hace años para poder llegar a todos los municipios de la zona y llevar el mensaje de la Iglesia a los feligreses, por muy lejos que residan. Tomás Jesús Serrano, párroco de Brazatortas, Cabezarrubias del Puerto e Hinojosas de Calatrava, compartió una tarde con La Tribuna para relatar su experiencia, con motivo de la celebración hoy del Día de la Iglesia Diocesana.

Este sacerdote, nacido hace tres décadas en Villamanrique y que comenzó dando misa en Daimiel, lleva un lustro como sacerdote en estos tres municipios pertenecientes al Arciprestazgo del Valle de Alcudia y ha hecho de su coche una herramienta más de trabajo, tan unida a él como la sotana o el alzacuello. «Existe el cura rural y yo me estoy haciendo sacerdote de esta forma. Es otra forma de expresar y de vivir la fe y cada día estoy más contento de poder estar en estas tres parroquias», confiesa este joven párroco que ha de estar siempre atento al calendario y pendiente de que el depósito de su coche tenga el combustible suficiente.

En este sentido, Tomás Jesús Serrano imparte misas tres días por semana en cada uno de estos tres municipios según el siguiente cuadrante: martes, jueves y domingos en Cabezarrubias del Puerto; miércoles, sábados y domingos en Hinojosas de Calatrava, y lunes, viernes y domingo en Brazatortas. Asimismo, los jueves asiste en Ciudad Real capital a dar clases a seminaristas y, además, participa en la Coral Diocesana. «Quiero que las tres parroquias están todas por igual y que ninguna sea menos que otra. Intento sacar tiempo para todos», manifiesta el párroco, quien reconoce que se ha acostumbrado a esta vida y que, por consiguiente, «se me haría muy raro estar en un mismo sitio y ver mi coche en un garaje».

En este sentido, el sacerdote manriqueño valora el esfuerzo de la gente de estos pueblos por adaptarse a su calendario, puesto que no sólo se trata de dar misa sino también de atender enfermos, reuniones con catequistas y con hermandades, y haciendo trabajo de despacho. «La gente sabe qué día les toca el cura y se adaptan en relación a ello. Ya nos hemos acostumbrado y la verdad es que nos está yendo muy bien» señala Tomás Jesús Serrano y añade que lo positivo es poder conocer tres realidades diferentes, si bien el punto negativo es «no poder estar más tiempo para poder atender más a la gente».

Con todo ello y a pesar de las dificultades que entraña estar todos los días en la carretera, el joven sacerdote se enorgullece al señalar en estos cinco años destinado en el Valle de Alcudia nunca ha faltado a ningún compromiso, a pesar de las inclemencias meteorológicas. «Es cierto que algunos días me he visto tentado de no salir, sobre todo por la nieve, pero al final uno se santigua y se echa a la carretera. Siempre me ha ayudado Dios en esto y he podido acudir a mis citas» manifiesta Tomás Jesús Serrano. Asimismo, deja claro que «uno va asumiendo lo que tiene. A mí no me cuesta conducir aunque a veces se hace pesado, pero cuando uno le reza a Dios ya no lo ve como una carga».

Con todo ello, este joven sacerdote también se congratula al manifestar que siente como si tuviera «tres hogares» puesto que su domicilio lo tiene repartido entre Brazatortas, Cabezarrubias del Puerto e Hinojosas de Calatrava. «Cuando acabo la misa y los demás asuntos suelo quedarme a dormir en el pueblo en el que estoy, así que siempre llevo una maleta con mis cosas porque cada día me toca un sitio diferente. En todos ellos me siento muy cómodo», afirma Tomás Serano.