Cómo elegir un buen vino de la tierra

M. Sierra
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El sumiller Ramón Sánchez se acerca en E Leclerc a algunos de los vinos que la provincia ofrece para estas navidades

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La Navidad se ha convertido desde hace años en la excusa perfecta para abrir nuestra puerta a los vinos manchegos, cuya calidad no ha parado de crecer en los últimos años en los que la bodega de esta tierra no para de sumar reconocimientos a nivel nacional e internacional. Una calidad probada, además, a un precio más que asequible, que hacen de los vinos de esta tierra «la mejor baza para convertirlos en parte del menú navideño», como asegura el presidente de la asociación de sumiller de Castilla-La Mancha, Ramón Sánchez, a La Tribuna, con motivo de una cata en la que se le invitó a dar varias notas sobre seis vinos de la tierra, dos espumosos, dos blancos y dos tintos. La cata, que tuvo lugar en el hipermercado E Leclerc, cuya carta de vinos «está compuesta en más de un 80% por vinos de origen manchego, que se han convertido en los más demandados por estas fechas», según el responsable de la sección de vino de esta superficie comercial, arrancó precisamente con un espumoso. En opinión de Sánchez, «la mejor elección para inaugurar una noche festiva» y hacerlo como corresponde en unos días como estos «con un brindis». «La apuesta de nuestras bodegas en los últimos años ha sido por hacerle un hueco a los espumosos. Y el resultado ha sido espumosos que dan la cara sin problema, fáciles de beber y que incluso nos pueden acompañar desde el principio de la cena hasta el final». Es precisamente esa versatilidad la que hace de estos «una buena opción para mesas poco habituadas al consumo de vino». Para la ocasión, se eligió un vino de la Cooperativa el Progreso, Ojos del Guadiana Brut, que Sánchez abrió siguiendo el rito del Sabrage, que tiene su origen en la época napoleónica, y en la que se utiliza un golpe de sable, en este caso de navaja, para descorchar la botella. La escena resulta de lo más vistosa y festiva, pero más allá de dibujar sobre la mesa una imagen diferente, pasados unos segundos, la atención volvía a recaer en la selección de vinos elegida. Vinos de distintos puntos de la provincia, Tomelloso, Socuéllamos, Carrión de Calatrava, Manzanares o Villarrubia de los Ojos cada uno de estos terrenos vitivinícolas «con características peculiares que demuestran que una misma variedad como la airén puede tener resultados diferentes una vez elaborado el vino», dice, lo que demuestra que en esta región también hay razones para hablar del terroir del que tanto tiran los francés. Dos blancos, dos tintos y dos espumosos conforman esta pequeña cata pensada para dar respuesta a una mesa en la que haya tanto bebedores de vino con cierta experiencia, como consumidores noveles que buscan adentrarse en la cultura del vino al menos en Navidad.