Una trágica lección

SPC
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La Fiscalía niega negligencia en las horas previas a los ataques del 17-A y pide un mayor control en la venta de sustancias como la acetona

De todo se aprende, incluso de aquellas experiencias traumáticas y negativas. Esa es la conclusión que transmite el portavoz de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, Miguel Ángel Carballo, quien admitió ayer que de los atentados del 17-A de Barcelona y Cambrils «se han sacado y se sacarán muchas lecciones», a la vez que negó negligencias en las horas previas a los atentados -explosión de Alcanar- o que alertas tan «genéricas» como la de la CIA sobre un objetivo tan «evidente» como Las Ramblas hubieran podido ayudar a evitarlos.

Carballo propuso, como principal lección a extraer, un «mayor control en actividades en un principio inocuas» como el alquiler de vehículos -los terroristas arrendaron furgonetas para los atentados- o la venta de sustancias como la acetona, que emplearon para elaborar explosivos.

Era la primera vez, recordó, que se detectaba en España el uso con fines terroristas del peróxido de acetona o TATP, material conocido como la madre de satán.

Por eso, entiende que los Mossos no tuvieran sospechas en un primer momento de que la explosión en el chalé de Alcanar (Tarragona), horas antes de los atentados, escondía detrás la preparación de acciones terroristas.

Hasta ese momento, no había habido una detonación por TATP, «de una manera tan masiva», y por ello «no era descartable confundirlo con una de gas» por otra cuestión «que no estuviese relacionada con el terrorismo».

«Ahora es muy fácil decir que las cosas no se hicieron bien, cómo se tuvieron que hacer, lo que se tenía que haber hecho, lo que no se hizo», reflexionó el fiscal, que rechazó firmemente que se pueda «hablar de descoordinación policial», pese «a ese inicial desconocimiento de la realidad de lo que ocurría».

Prueba de ello, agregó, es que, «en cuanto se tuvo conocimiento y conciencia» de lo que había pasado, «la actuación de los tres Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado -Mossos d’Esquadra, Policía y Guardia Civil- fue a nuestro juicio muy correcta y exhaustiva».

«Otra experiencia de futuro» es, en su opinión, la que refleja el proceso de radicalización de esta célula, que actuaba, «como manifiestan los investigadores, más off line que on line», lo que significa que su radicalización no fue a través de internet, sino que vino de su entorno, en concreto del imán de Ripoll.

Eso provocó que sus fases de preparación de los atentados fueran «difícil de prevenir».

«Eran personas integradas, no tenían carencias, especialmente económicas, incluso alguno de ellos y entre ellos hablaban en catalán y alguno ni siquiera dominaba la lengua árabe», expuso Carballo.