La turbidez de agua, principal inconveniente para el desarrollo de la vegetación en Las Tablas

Agencias
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El IGME propone reducir la fauna piscícola bentónica, los nutrientes y la altura de la lámina de agua y aumentar el zooplancton para mejorar las condiciones en el humedal manchego

La turbidez del agua es el principal inconveniente para el desarrollo de la vegetación subacuática en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, lo que, a su vez, ocasiona el descenso del número de aves, según un estudio realizado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

Los trabajos realizados por el IGME desde marzo de 2015, en el marco del protocolo de colaboración que tiene suscrito desde 2013 con el Organismo Autónomo Parques Nacionales, se han centrado en analizar la calidad del agua y los posibles focos de contaminación en el entorno de Las Tablas de Daimiel. Ambas instituciones eran conscientes de que el parque nacional presentaba «un notable descenso del censo de fauna y ciertas modificaciones en los ecosistemas» y acordaron llevar a cabo un trabajo sobre las distintas aguas dados los indicios de que el problema podría ser la contaminación hídrica.

Durante este primer año de trabajo se han realizado cuatro campañas de muestreo en las que se han tomado muestras en 45 puntos de control de aguas superficiales, subterráneas y residuales, con las que se han realizado más de 200 análisis en los laboratorios del IGME. Asimismo, se han realizado 43 indicadores verticales con sonda en la zona inundada del parque y se han instalado medidores sumergidos de luz solar en varias estaciones, a los que se han añadido los datos aportados por la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

Según explicó Miguel Mejías, jefe del área de Hidrogeología Aplicada del IGME, se ha determinado que ni las concentraciones de los compuestos químicos inorgánicos (iones mayoritarios, elementos traza y metales) ni las de los orgánicos (herbicidas y plaguicidas) de las aguas analizadas han superado los valores máximos recomendados ni las normas de calidad ambiental que recoge la legislación vigente. Durante el último año tanto en las aguas que entran a Las Tablas desde los cauces superficiales como en las de la propia superficie encharcada no se han identificado compuestos que indiquen una contaminación «que de manera significativa incida en una deficiente calidad del agua».

No obstante, Mejías precisó que no se puede descartar que en otros periodos «se hayan producido episodios puntuales por vertidos de aguas residuales, sin la adecuada depuración, que hayan podido afectar al desarrollo de la flora y la fauna del parque».

La investigación evidencia que la principal causa del escaso o nulo desarrollo de la vegetación subacuática es la presencia de un elevado índice de turbidez en las aguas, que se produce por la presencia de partículas en suspensión, tanto de origen orgánico como inorgánico.

Aunque el estudio continuará durante 2016, el IGME asegura que se puede ya determinar que por encima de un determinado nivel de turbidez no se produce el crecimiento de la vegetación subacuática, y que existen diversas actuaciones que podrían ayudar a paliar o reducir esta situación. En este sentido, proponen reducir la fauna piscícola bentónica, reducción los nutrientes, aumentar el zooplancton y disminuir la altura de la lámina de agua, para mejorar las condiciones de la vegetación.