Efecto dominó. Una vez que el Gobierno alemán de Ángela Merkel anunciase el pasado lunes tras el acuerdo con su socio bávaro que deportará a todos los indocumentados que lleguen a su país previamente inscritos en otro Estado miembro, Austria aseguró ayer que está lista para proteger su frontera en el sur, aquella que linda con Italia y Eslovenia.

El canciller austríaco, Sebastian Kurz, que este semestre ostenta también el cargo de la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, anunció en una rueda de prensa en Viena que su país «está preparado para adoptar medidas para la protección de nuestras fronteras en el sur».

Horas después del anuncio de la protección de las fronteras austríacas, el mandatario consevador y populista Sebastian Kurz intervinó ante la Eurocámara y avanzó que su país dará prioridad durante su Presidencia del Consejo a la seguridad y lucha contra la inmigración ilegal y defendió la necesidad de un cambio «paradigmático» en la política migratoria comunitaria.

«Proteger a la gente europea tiene que ser nuestra primera prioridad. Necesitamos centrarnos más en salvaguardar las fronteras exteriores», afirmó el mandatario durante la presentación en la Eurocámara de la Presidencia austríaca.

El Gobierno de Viena, una coalición de democristianos y ultranacionalistas, escogió como lema Una Europa que protege y se fijó tres prioridades hasta diciembre: reforzar la protección de las fronteras exteriores, la cooperación con los países vecinos y el impulso a la competitividad.