May rechaza dar marcha atrás

SPC
-

La primera ministra británica descarta aplazar la fecha de salida de la UE e insiste en recabar los apoyos parlamentarios necesarios para conseguir la aprobación del Brexit el próximo martes 15

May rechaza dar marcha atrás - Foto: ANDY RAIN

En vísperas de que se inicie la sesión parlamentaria que determine si el Reino Unido optará por un Brexit duro o suave, la primera ministra británica, Theresa May, renovó ayer sus esfuerzos para sumar apoyos a su acuerdo para la salida de la UE, en un ambiente de creciente tensión política ante la inminente votación del pacto, que tendrá lugar el próximo martes.

May presidió la primera reunión del año de su Gabinete, en la que, según su portavoz, reiteró su intención de «dejar el bloque el 29 de marzo» y descartó solicitar a Bruselas una extensión del artículo 50 del Tratado de Lisboa a fin de prorrogar el período de negociaciones.

Mientras el Gobierno ultimaba su estrategia de cara al inicio del debate en Westminster, el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, denunció ante la Policía el «intolerable» acoso que reciben diputados y periodistas por parte de manifestantes de extrema derecha en las inmediaciones del Parlamento. Principalmente, los partidarios de la permanencia en el grupo comunitario, que son tildados de «nazis», aseguró.

La tensión dentro y fuera del Hemiciclo aumenta en los últimos días antes de que el 15 de enero se vote el acuerdo de Brexit propuesto por May tras cinco días de discusiones.

El documento regula el coste de la salida del bloque y los derechos de los comunitarios, así como una polémica cláusula para evitar una frontera física en la isla de Irlanda en ausencia de un pacto comercial bilateral.

El ministro para la salida de la UE, Stephen Barclay, abrirá hoy en los Comunes el debate sobre el tratado, que clausurará la premier con un discurso antes de que los diputados lo voten el martes.

Los parlamentarios están a la espera de que el Ejecutivo precise las concesiones que ha conseguido de Bruselas para mejorar el texto, cuyo rechazo obligó a la líder conservadora a cancelar una primera votación fijada para el pasado 11 de diciembre. Por eso, May insiste en encontrar un consenso con la oposición.