Después de 60 partidos disputados, cuatro selecciones que partían en el ramillete de aspirantes, aunque no en el primer plano del favoritismo, encaran las semifinales del Mundial de Rusia dispuestas a escribir una nueva página en la historia de sus países.

Más que rememorar épocas más o menos pretéritas, de querer emular a equipos para el recuerdo, los cuatro supervivientes, Francia, Bélgica, Croacia e Inglaterra, quieren plasmar sobre el césped sus propio relatos. La competición, caprichosa casi siempre, y en esta oportunidad plena de emoción más que de calidad, deja para la resolución del torneo a dos equipos que han sido campeones mundiales en una ocasión, galos y británicos, contra dos que han igualado su mejor prestación en este tipo de torneos al llegar a la penúltima ronda. Son momentos que permanecen imborrables en la memoria de las cuatro naciones, pero, sin querer obviarlo, los semifinalistas han coincidido en señalar que esas referencias, esos hitos, no dejan de ser pasado, y que lo que quieren es poner broche a este presente ilusionante.