El principio de un nuevo futuro laboral

M. Lillo
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Tres de los beneficiarios del Plan de Trabajo Garantizado hablan de esta nueva oportunidad para salir de la rueda de la exclusión. Esta iniciativa, pionera en el Ayuntamiento, combina la formación y un empleo durante seis meses

Fernando tiene una piel curtida, unas manos trabajadas y unos ojos marrones que desvía al hablar al inicio de la conversación, evitando fijar sus ojos de una forma directa. Son unos ojos de los que han brotado lágrimas, tantas que al recordarlas rompe a llorar. Pero ahora sus lágrimas son distintas, «de alegría», asegura. Quiere dejar atrás los duros años que ha vivido, más de ocho sin un trabajo estable, perdido entre unas circunstancias personales complicadas y por la falta de opciones laborales por la crisis. Ahora es el primero en llegar a su trabajo en el Museo del Quijote, un lugar que nunca había pisado y con el que está maravillado. Nunca pensó que iba a tener la oportunidad de trabajar en un lugar así, dice con unos ojos a los que le cuesta abarcar la inmensidad de este enclave cervantino con el que se está familiarizando desde el pasado lunes, cuando empezó su labor en el Plan de Trabajo Garantizado.

Se trata de una iniciativa nueva que echó a andar la semana pasada tras el acuerdo del PSOE, Ganemos y los sindicatos para ofrecer a 25 personas de entre 45 y 55 años y en riesgo de exclusión social no sólo una oportunidad de trabajar durante seis meses en distintas áreas municipales, sino también unos talleres formativos con los que dotarles de las herramientas necesarias que les permitan salir de ese círculo. «De la exclusión y de la pobreza se sale, pero es necesario un trabajo de manera coordinada», asegura la edil de Acción Social, Matilde Hijonosa, en referencia a este nuevo plan que se articula a través del Impefe, los Servicios Sociales y los sindicatos.

Ana María Polo es una de esas personas a las que le golpeó la crisis. La empresa de limpieza en la que trabajaba echó el cierre y con ella las opciones laborales que venía desarrollando como refuerzo de la plantilla fija, puesto que cubría vacaciones o descansos de compañeros. Nunca faltaba el trabajo, hasta que faltó. La semana pasada volvió a sentir lo que era tener un empleo. Llevaba desde 2015 sin hacerlo y la desesperación y la asfixia económica hacían mella. Madre de dos hijos, de 22 y 11 años, cursó sólo los estudios básicos de la EGB. Con seis hermanos en casa, su padre se quedó en el desempleo y todos se pusieron a trabajar. «Ahora digo: ojalá y hubiese estudiado», suspira a la vez que se muestra orgullosa de que su hijo haya retomado el camino de los estudios y que ahora esté terminando segundo de bachillerato y cuente con un contrato de prácticas en una empresas.

Su compañera, Felisa Montoya, es otra de las beneficiarias de este nuevo plan de trabajo financiado por el Ayuntamiento de Ciudad Real con 250.000 euros. En su caso, se quedó en el paro tras trabajar de cocinera en el albergue de transeúntes y ha estado buscando un empleo que no ha encontrado en el ámbito de las empresas privadas. Sus 49 años, su condición de mujer o su falta de formación pesan factura a la hora de acceder a puestos de trabajo. Los planes de empleo, los subsidios y los trabajos previos que ha tenido le han permitido seguir adelante a esta mujer, viuda y con tres hijos, aunque ya mayores. «Es un cargo menos que tengo», dice sonriendo ante este nuevo principio de futuro que desea aprovechar para volver al mercado laboral y tener un empleo con el que ganarse la vida.