Asaltan un estanco tras arrancar de cuajo la puerta de hierro y la persiana

Pilar Muñoz
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En un par de minutos cortaron la verja con una cizalla, reventaron la puerta y arramplar con todo el tabaco guardado en la trastienda

La Policía investiga un robo perpetrado en el estanco de la barriada de Pío XII a primera hora de la madrugada de ayer. A la vista de los hechos, todo apunta a un grupo organizado que habría examinado el terreno y fichado el objetivo: el citado estanco de la plaza de Pío XII, abierto al público desde hace más de 60 años.  

Poco antes de la una de la madrugada de ayer se apeaban de un coche unos sujetos y otros de una furgoneta que aparcaron frente a la expendeduría en posición para salir a escape. Casi de un salto se colocaron frente al estanco provistos de una cizalla y un madero.

En un par de minutos cortaron con la cizalla la persiana metálica y a continuación arrancaron de cuajo la puerta de hierro anclada al suelo y marcos, derrumbándose sobre el mostrador de cristal que se rompió en pedazos. El estruendo despertó a un vecino que alertó de inmediato de lo ocurrido.

La Policía llegó en unos minutos pero para entonces ya habían abandonado el lugar con el botín.  «Se han llevado un buen pellizco», aseguró la dueña del estanco horas después aún con el susto en el cuerpo. Según explicó a este diario, los ladrones perpetraron el robo poco antes de la una de la madrugada en cuestión de minutos a juzgar por el testimonio del vecino que llamó a la Policía.

Fueron «derechos a los cajones donde se guardan las cajetillas de cigarrillos y puros y se los han llevado enteros. Aún no sabemos el valor de lo sustraído, pero es un buen pellizco», reiteró.

Lo cierto es que a la vista de cómo dejaron el estanco, los ladrones fueron a tiro hecho, «directos a los cajones» que había en la trastienda. «No se entretuvieron en coger la cajetillas que había en el mostrador o en las estanterías, no  se llevaron los 800 euros que había en monedas grandes», afirmó  la estanquera señalando el material expuesto en la expendeduría, donde dejaron un madero utilizado presumiblemente para derribar la puerta.

En el suelo, en medio de los trozos de cristal del mostrador, estaban los restos del cajetín de la alarma de seguridad.  «Sabían a lo que iban, a las marcas caras: Marlboro, Winston, Fortuna y Chesterfield», insistió la dueña del estanco.

Tras dar el 'golpe' huyeron a escape con la mercancía. Según el testimonio de un vecino, un joven salió corriendo del estanco cargando con un cajón. Después se subió a un coche y salieron huyendo casi al mismo tiempo que la furgoneta en la que se sospecha que iban otros miembros de la banda que ya habrían cargado el resto del material.

Las sospechas. Todo apunta a que los autores del robo perpetrado en el estanco de Pío XII pertenecen a un grupo criminal, una banda organizada que podría estar actuando en la capital desde hace días. Incluso pueden que sean los mismos que han asaltado cuatro bares la semana pasada.

La policía judicial y científica se han hecho cargo de la actuaciones y desde primeras hora de la mañana de ayer investigan el robo. En la inspección ocular han buscado huellas y otros indicios, indicó la estanquera acompañada de su sobrino y del dependiente de la expendeduría.