Rouco: «Alarcón es el ejemplo de las virtudes del juez español»

Pilar Muñoz
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El presidente del TSJ destaca en la 'laudatio' de la presidenta de la Audiencia la vocación, honradez e imparcialidad de los jueces

Imagenes del acto de imposición de la Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort a María Jesús Alarcón Barcos a cargo de Gonzalo Moliner./ - Foto: PABLO LORENTE

El presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla-La Mancha, Vicente Rouco, encargado de pronunciar la laudatio en el acto de imposición de la Cruz distinguida de primera clase de San Raimundo de Peñafort a la presidenta de la Audiencia, interpretó su papel a plena satisfacción, y no dudo en calificar a María Jesús Alarcón de «perfecto ejemplo de las virtudes del juez español», y dijo que «desde que llegó a Ciudad Real, ha dado sobradas pruebas de lealtad en el desempeño de su función y sincera colaboración para el buen funcionamiento de los órganos de Gobierno y judiciales».

Un acto magnífico en el que brilló con luz propia María Jesús Alarcón, una gran jurista que se caracteriza por su interés y participación en cursos de formación y su intensa colaboración en actividades relacionadas en la lucha por la dignidad e igualdad de la mujer y en contra de los malos tratos en el campo del Derecho. Ayer emocionó a todos con un brillante discurso trufado de recuerdos, anécdotas y agradecimientos tras evocar su primera sala de Audiencia, el desván de su casa donde a los cinco años ya administra Justicia. Desde niña supo que sería juez.

Para Rouco, «la vocación, el alto sentido de la independencia, la imparcialidad al servicio del Estado de Derecho, la honradez y la integridad» son cualidades de las que pueden presumir los jueces españoles y magistrados como Alarcón, «jueces intelectualmente muy bien preparados y comprometidos con el valor de la Justicia», forjados en el espíritu abnegado y el afán de superación, que «debemos esforzarnos en fortalecer, incluso en estos tiempos de convulsión». Estas virtudes «son las que señalan al juez que la sociedad quiere, desea y respeta», remarcó Rouco.

De ahí que el presidente del TSJ expresara que los jueces deben aferrarse a estos valores como «faro y guía de nuestra actuación, sin dejarnos arrastrar por movimientos efímeros y tentaciones derivadas de momentos de ira o disgusto por la incomprensión que a veces se pueda sentir por el desconocimiento de nuestra labor o iniciativas legislativas que incluso a veces nos desconciertan o no nos gustan, porque el disgusto o la ira no son buenos compañeros de la serenidad y el sosiego que son necesarios para impartir Justicia».

Rouco recordó que su primera conversación con Alarcón le hizo concebir esperanzas de que la Audiencia de Ciudad Real «iba a estar en buenas manos», porque encontró en su ánimo «una magnífica inclinación a escuchar, a dejarse aconsejar, y una predisposición a ganarse la consideración y el respeto de sus compañeros» y, también, un espíritu decidido y conocimiento profundo de la realidad de la Justicia en Ciudad Real, de sus problemas y necesidades.

Tenaz. Dos años y medio después, Rouco considera cumplidas con creces aquellas expectativas que le creó la presidenta de la Audiencia ciudadrealeña, «una andaluza entregada ahora a la Justicia de Castilla-La Mancha» que ha sabido ejercer «sabiamente sus funciones de representación y relaciones institucionales con las demás autoridades, con un compañerismo y saber estar que le honran y que, en contra del mito del clasismo de la carrera judicial, ha demostrado con su esfuerzo personal que su procedencia humilde no ha sido obstáculo para labrarse una carrera en la Judicatura». Alarcón es «una brillante magistrada que desempeña ahora un puesto clave en el organigrama judicial del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, y «un ejemplo de la mujer de este tiempo que se ha ganado con su esfuerzo y tesón un merecido prestigio, un ejemplo de tantas mujeres jueces que ofrecen abundantes pruebas de valía y excelencia profesional en el servicio público» y que, ponen de manifiesto que «la carrera judicial es un perfecto ejemplo de integración y promoción de la igualdad basada en los méritos de la mujer», proclamó.

En su elogiosa intervención, no dejó pasar la ocasión para recordar la identificación de la presidenta de la Audiencia de Ciudad Real con su pueblo, ya que «lleva gala ser de Baena (Córdoba), abanderada de su aceite y cofradías» y las cualidades personales que la adornan, entre las que citó «su gracia y salero, simpatía, vitalidad y energía, de la que me cuentan que se sabe cuando llega por sus pasos cortos y rápidos de sus tacones».

Excelente. El fiscal superior de Castilla-La Mancha, José Martínez, aseguró que la Audiencia acogió ayer un acto de togas y Justicia, que refuerzan el prestigio de Alarcón y sirven de estímulo a la carrera judicial y fiscal. Destacó «la excelente» relación de la presidenta de la Audiencia con la Fiscalía, gozando del respeto y el cariño de todos.

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