La música que captura la cámara

D. F.
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La fotógrafa Mercedes Fernández 'Merferri' inaugura la exposición 'Imágenes entre notas' en el vestíbulo del Teatro Municipal Quijano de la mano de ManchaArte

La música que captura la cámara - Foto: Rueda Villaverde

Hay rostros y cuerpos llenos de energía, otros con un estado de concentración interior, la mayoría parecen ignorar que la cámara está, ahí. Varios de ellos son caras conocidas en el ambiente musical de Ciudad Real, como Alejandro Cerro, Julio Redondo, Fabián Brujo o el recientemente fallecido Rodrigo Manchado; entre mezclados con ellos están otros intérpretes de Puertollano, algunos de ámbito nacional y hasta internacional que han tenido ocasión de pasar por algunas de las salas de conciertos de la provincia.

La responsable de haber juntado estas 40 fotografías, tituladas Imágenes entre notas, en el vestíbulo del Teatro Quijano es Mercedes Fernández, conocida como Merferri, que de la mano de la ManchaArte mantendrá su obra expuesta hasta el 7 de enero.

Esta aficionada a la fotografía definió esta colección como «fotografías de conciertos centradas en una sola persona en lugar de en el grupo».

La artista justificó su elección desde «el momento en que compré mi primera cámara, que ni siquiera era una reflex, era una Brix. Me pareció muy complicado, me empeñé en que las tenía que sacar a pesar de que no hubiera luz y ahí sigo».

Merferri detalló que la selección para esta muestra se ha centrando especialmente «en los grupos de la zona de Ciudad Real y Puertollano», con el objetivo de que «la gente de aquí se viera representada». De esta forma, justífico la presencia de otras imágenes de grupos internacionales «porque eran fotografías que se tenía que poner, porque me gustaban mucho».  

La fotógrafa aficionada aseguró: «Un concierto para mí tiene todas las posibilidades expresivas, porque dependiendo de la música que hagan te puedes encontrar con gente que es todo movimiento, otros que están totalmente estáticos pero lo dan todo con el instrumento». A lo que se añade el reto de superar las dificultades que plantea, la principal de ellas una luz que nunca es igual, que cambia permanentemente de color y dirección sobre un escenario en el que hay personas que tampoco están acostumbradas a quedarse quietas para que el fotógrafo capte su mejor momento.