Las lluvias provocan socavones de hasta doce metros de profundidad

Ana Pobes
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La Guardia Civil acordona varios cerca de los viejos Ojos del Guadiana para prevenir accidentes ante un fenómeno natural que se 'traga' la tierra sin avisar, como en unos viñedos del Escoplillo

Ciudadanos de Daimiel observan el socavón. - Foto: PABLO LORENTE

Las abundantes precipitaciones de los últimos meses, y sobre todo desde marzo, han propiciado un nuevo episodio de grandes socavones por hundimientos de tierra en las vegas de los ríos Guadiana y Azuer. La Guardia Civil ya acordonó uno hace dos meses en la zona conocida como Casas Altas para prevenir riesgos hasta que se pueda tapar de nuevo; y hace tres semanas hizo lo propio en el paraje del Escoplillo con otro de unos diez metros de diámetro y seis de profundidad, aunque el agua se puede ver a apenas tres. La Tribuna visitaba el pasado viernes esta última zona situada a unos seis kilómetros del parque nacional de Las Tablas. Una finca privada sembrada de viñas donde, además, ese mismo día se produjo un nuevo hundimiento que ha dejado otro agujero de unos tres metros de diámetro y seis de profundidad. Son ingentes cavidades surgidas en parcelas privadas en las que hasta hace 40 años había una laguna, en el entorno de los viejos Ojos del Guadiana. Fenómenos naturales que, aunque no sean inéditos, siguen sorprendiendo por su espectacularidad y tamaño. Se producen en épocas de excesivas inundaciones, como ya ocurrió en febrero y marzo de 2010 en esta zona de Daimiel y también en una de dominio público hidráulico entre Alcázar y la pedanía de Alameda; también fue notable el episodio de socavones de 1997 y hay constancia incluso de precedentes de 1700 y 1800 en las vegas del Azuer y el Cigüela.
Expertos y científicos recuerdan por ello que se trata de «episodios normales tras las intensas lluvias». Santos Cirujano, que desde 1992 dirige el equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) encargado de estudiar la evolución de Las Tablas, reseña los grandes agujeros que aparecieron en 2010 en la antigua laguna de Albuera, donde antes de la sequía se podía pescar en barca. En aquella ocasión, alude, el socavón superaba los 12 metros de profundidad. Van surgiendo en cuestión de días o incluso de horas y «no es extraño que sigan apareciendo». Muestra de ello es que en el intervalo de tres semanas hayan aparecido al menos dos. El primero en localizarse durante el episodio actual en la zona citada del Escoplillo está a solo unos metros del que surgió a primera hora de la tarde de este viernes. Se ‘tragó’ la tierra y las cepas plantadas, y es que hechos como este demuestran que el «subsuelo tiene vida».

El agua queda muy cerca de la superficie, a escasos tres metros./
El agua queda muy cerca de la superficie, a escasos tres metros./ - Foto: PABLO LORENTE

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