Un salvavidas desde Primaria llamado RCP

Hilario. L. Muñoz
-

El proyecto piloto de reanimación cardiopulmonar del Colegio de Enfermería cubre todos los días del primer trimestre mientras que los intensivistas apuestan por una formación que ya salva vidas

En la última semana de clases del pasado curso, los enfermeros Gema Peinado y Santos Barba pusieron en marcha una iniciativa pionera para enseñar a los estudiantes de Educación Primaria como realizar la Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Fue una iniciativa surgida antes de ver cómo La Macarena volvía a ser viral gracias a los informativos que en este mes de octubre emitían cursos de policía realizando la maniobra a su ritmo o antes del anuncio del presidente de la Diputación, José Manuel Caballero, quien el 12 de octubre anunció una línea de ayudas para que los vehículos de la Guardia Civil lleven Desfibriladores Automáticos (Desa). De aquel proyecto lanzado de forma piloto, pensando en la necesidad de tener conocimientos básicos sobre RCP por su capacidad de salvar vidas, surgen en este curso varias decenas de peticiones por colegios y entidades que piden los servicios del Colegio de Enfermería para que enseñen a sus jóvenes estudiantes cómo actuar ante situaciones de urgencia. El Colegio de Enfermería gestiona este proyecto de Peina y Barba adaptado a los más pequeños pero ya hay otras voces, como los médicos intensivistas que reclaman que se generalice en todos los colegios y espacios públicos esta educación porque salva vidas y ya se está demostrando.

«Estoy dando fechas para febrero», comenta la enfermera Gema Peinado, sobre la cantidad de solicitudes que se le está realizando. «La invitación se ha hecho para los cursos de quinto y sexto de primaria», sobre todo, para los colegios de la capital y de Valdepeñas, aunque ya llegan también peticiones de servicios de Policía Local o de los profesores de estos centros que piden saber unos consejos básicos. También hay solicitudes al Colegio de Enfermería de Ciudad Real para que estos enfermeros acudan con su material, adaptado para las edades más pequeñas desde la comarca de La Mancha. El ritmo de crecimiento y solicitudes es tal que hace falta pensar en el proyecto y en su gestión, recuerda Peinado, quien reconoce que no pensaban que hubiera tal demanda de esta formación. La enfermera recuerda que es una formación que «está adaptada a niños pero que podría ir para adulto perfectamente y asociaciones o grupos profesionales que nos la están demandando».

La clave de sus cursos está en reconocer la situación de las personas cuando sufren una parada cardiorrespiratorio, mostrar los efectos para que los más pequeños mantengan la calma y conozcan que deben llamar primero al 112, luego comprobar que no hay pulso y una serie de recomendaciones, para finalizar si se cumplen ciertos parámetros con la reanimación cardiopulmonar.

Detrás de la demanda que existe al Colegio de Enfermería se encuentran los datos sobre lo que supone la RCP y sobre los propios infartos que ocurren en una provincia como Ciudad Real. «Es muy difícil saber el número de paradas que hay anualmente porque nosotros solo podemos recoger las que llegan a la UVI y algunas que podemos atender en urgencias y que son atendidas por el servicio de emergencias», indica Marisa Grande, presidenta de la Sociedad Castellano Manchega de Medicina Intensiva. En estimaciones debe haber unas 18.000 paradas al año en España, y si se acerca más al campo comarcal, en el hospital de Ciudad Real se atienden aproximadamente unas 150 paradas al año, entre las intrahospitalarias, las que ocurren en el propio hospital, y las extrahospitalarias, las demás.

«Hay que hacer un llamamiento a las autoridades de educación, consejería, para incluir la RCP en los programas lectivos como parte de una asignatura», reconoce Grande, quien añade que en lo que va de año ya son varias las personas que han salvado la vida gracias a que familiares o los agentes de la policía local conocían técnicas de reanimación. «Cada vez llegan, en los últimos meses muchos, pacientes cuyos familiares les han atendido al igual que pacientes que la Policía Local en distintos pueblos les han salvado».

La RCP en cifras. «Lo importante de la parada es cuando atenderla y hacerlo en menos de un minuto», explica Grande, antes de exponer que en el Hospital General de Ciudad Real existe un comité de RCP desde el que se forma a todo el personal posible, tanto sanitario como no sanitario, celadores, por ejemplo, ya que es clave «la figura del primer interviniente» para evitar que queden secuelas tras una parada cardíaca. «Hay que saber RCP o soporte vital básico, o colocar el Desa, que es muy fácil ponerlo». En este último caso, Peinado explica que cuentan con un segundo proyecto para enseñar a jóvenes a utilizar los desfibriladores automáticos en el que comparan su uso con el de un móvil. «El Desa tiene dos botones y va dando pautas», apostilla Grande.  

De las 150 paradas que se registran en el Hospital General de Ciudad Real el 32 por ciento son extrahospitalarias y en todas ellas «ya vienen los pacientes reanimados por un familiar o por el 112 o bien porque mientras llegan los médicos desde el servicio de emergencia se le dice al familiar lo que tiene que ir haciendo». Estas paradas tienen una media de edad de 62 años. En cuanto a las intrahospitalarias la media es de 71 años, por lo que entre unas y otras, la media de la persona que padece una parada cardiorrespiratorio y es susceptible de ser salvada por una RCP es de 68 años. «La mayoría son hombres, al menos en un 60 por ciento», comenta Grande.

La médico intensivista recuerda que las intrahospitalarias, suelen ocurrir en las plantas médicas, donde un paciente sufre «una parada cardíaca que no es equivalente a muerte». De las que se producen fuera del hospital en un 40 por ciento de los casos ocurren en espacios públicos y en un 39 por ciento dentro del propio domicilio. De ahí la clave de formarse en RCP sea a la edad que sea. Por orden, en cuanto a los lugares públicos, se producen en la calle, en el vehículo, en residencias, en campos de fútbol, en la oficina, en lugares de trabajo, en bares, en supermercados, en piscinas, en centros deportivos o en la universidad.

En cuanto a la etología, las intrahospitalarias suelen ser más frecuentemente de origen no cardiológico, al contrario de las hospitalarias que en un 65 por ciento son cardiológico. Esto implica que son infartos las que ocurren fuera del hospital y las que pasan entre los pacientes que ya están ingresados suelen ser debidos a patologías asociadas.