Lleva usted más de medio siglo de profesión...

Y mantengo la misma ilusión, en parte porque nunca he dejado de considerarlo un juego en el que me disfrazo y me convierto en otro. Mirando atrás, entre la idea que tenía sobre lo que podía dar esto y lo que está dando, estoy muy contento.

Ha hecho de todo, y mucho de todo: televisión, cine, teatro, doblaje... ¿Se etiquetaría en alguna de ellas?

¡No, y ni si te ocurra etiquetarme tú! (risas). Soy un actor que hace de todo, aunque lo que realmente soy es una tonadillera frustrada (risas). Me hubiera gustado ser Juanita Reina, pero no pudo ser.

Ha llegado a decir que ser actor en España es como ser torero en Islandia. ¿Tan mal está?

No poseemos ni la industria ni la calidad artística que otros países. No existe una cordialidad entre la sociedad civil y el mundo de la cultura y el espectáculo.

 Cuarenta años después, Vente a Alemania, Pepe está más presente que nunca...

Está peor que entonces, cuando estaba todo por conquistar. Ahora se emigra desde el fracaso. Claramente estamos viviendo una revolución al revés, es más que una crisis.

¿Y los políticos?

La izquierda se ha ido a la mierda, ha perdido toda su autoridad moral, que es lo que me jode. A ver ahora con Podemos, Garzón o Pedro Sánchez...

¿Con quién le gustaría tomarse un café?

Afortunadamente, suelo tomarme el café con la gente con la que quiero tomarme el café.