Los toros de fuego corrieron 40 minutos entre el 'acoso' del público

Diego Farto / Ciudad Real
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El acto final de la fiesta congregó a miles de jóvenes en el espacio comprendido entre la plaza de San Francisco y la calle de La Mata

Imagen de uno de los toros de fuego de ayer. - Foto: Tomás Fdez. de Moya

La fiesta de los toros de fuego con la que llegó a su punto y final la Pandorga, se alargó en la madrugada de ayer unos 40 minutos, el tiempo que tardaron en quemarse los catorce artilugios de fuegos artificiales montados sobre un lomo de metal que indican el origen último de la festividad.

Entre las 2.04 y la 2.44 horas la mayor parte de los jóvenes que en los momentos anteriores estaban extendidos por el paseo Pablo Picasso, la avenida del Torreón o la calle Hidalgos se volcaron en la calle Palma para ser partícipes de un ritual de culto al fuego.

Teóricamente, cada uno de los artefactos compuesto por una carcasa protectora permite la acción de uno, dos tres o incluso cuatro portadores que deben sincronizarse para dar la máxima velocidad y generar así la emoción corriendo de uno a otro extremo de la calle. Claro que cada vez un toro emprendía la marcha recibía una avalancha de jóvenes que en lugar de huir de las llamas intentaban situarse bajo la carcasa protectora. En el zarandeo consiguiente se perdía velocidad y en muchas ocasiones carcasa, soporte y porteadores acababan en el suelo.