Una Sagrada Familia datada en el siglo XVI y perteneciente a la iglesia de San Pedro, de Ciudad Real, es la pieza representativa del mes de este mes de enero en el Museo Diocesano.

El lienzo es de autor anónimo, de estilo manierista, con el que el Renacimiento comienza a acercarse a los planteamientos barrocos. La obra está depositada en el museo que ocupa parte de la planta baja del Obispado desde su fundación y presenta un razonable estado de conservación, que permite apreciar numerosos detalles, como la delicada pincelada con la que se han formado los rizos del niño Jesús o las manos de San José, a pesar de ser un hombre anciano, según refirió la historiadora del arte y voluntaria de la institución museística, Ana María Fernández Rivero, autora del análisis histórico-artístico de la obra.

Del mismo modo, llama la atención sobre el protagonismo de la Virgen María, a la que la luz alcanza de lleno, lo mismo que al niño, que se encuentra en primer plano sentado sobre unos cojines. En cambio, San José está en un segundo término y casi en penumbra, lo que es coherente con el papel secundario que le atribuyen las escrituras.