16.000 millones en el aire

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El país perderá la cuantía del segundo rescate pactado con la UE si no logra cerrar el acuerdo con sus acreedores, tras anunciar que incumplirá su compromiso de pago

La situación de Grecia no solo pende de un hilo sino que ayer se complicó aún mucho más tras el anuncio del titular de Economía heleno, Yanis Varoufakis, de que Atenas no pagará a tiempo su deuda. La imposibilidad de cerrar el acuerdo con los acreedores sobre los ajustes y reformas necesarios en el país, cuyo plazo expiró la pasada medianoche, llevó a que el país pueda perder los 16.000 millones de euros que integran el segundo rescate que tenía apalabrado con la Unión Europea. Las conversaciones seguirán hoy, pero la incertidumbre cada hora que pasa es más alargada.
Estas ayudas dependen expresamente de que el Gobierno de Alexis Tsipras pacte una prórroga a tiempo pues, de no ser así, las autoridades griegas tendrían que volver a negociar un nuevo programa de asistencia financiera con sus acreedores comunitarios. 
El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene aún pendiente de pago al rescate de Grecia una contribución de 6.000 millones de euros -incluidos 3.500 listos para un desembolso «inmediato»-. Este programa estará en vigor hasta el primer trimestre de 2016, aunque no se realizará ninguna entrega de dinero mientras Atenas no cumpla con sus obligaciones. 
Los apoyos que sí perderá el Gobierno de Syriza si no alcanza un consenso en las próximas horas suman más de 16.000 millones de euros, incluidos 10.900 previstos para ayudar a la recapitalización de la banca helena, pero que siguen disponibles porque no se utilizaron en su momento. 
Grecia tampoco podrá cobrar otros 1.800 millones de euros aún disponibles en el fondo de rescate europeo, ni otros 3.300 correspondientes a los beneficios obtenidos por el Banco Central Europeo (BCE) por la compra de deuda nacional en 2010. 
En cualquier caso, el anuncio de Atenas de que no está en condiciones de cumplir con sus compromisos de pago con el FMI, que implicaban la entrega de 1.500 millones de euros a la entidad que dirige Christine Lagarde, no será considerado como impago por las agencias de calificación, por que no están implicados acreedores privados. Sin embargo, esta situación sí tendrá consecuencias para el fondo de rescate europeo que tanto esperan los griegos, para el que se abrirán tres escenarios posibles. 
Una opción es que, simplemente, «tomen nota» del impago sin emprender más acciones, pero también podrían optar por «acelerar» la situación y reclamar el reembolso «de una sola vez» de todo lo prestado o bien «mantener la vigilancia» y aplazar la decisión, si la hubiera, para más adelante. 
En cualquier caso, Grecia tendrá que afrontar el pago de mayores cantidades en los próximos meses, hasta 9.300 millones de euros al BCE y al FMI; y Bruselas considera que necesitará más ayudas para poder hacer frente a su presupuesto diario. La última oferta de financiación presentada por la UE asciende a 15.500 millones de euros para una prórroga de cinco meses, hasta noviembre, para cubrir vencimientos. Además, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, prepara un plan para ayudar al país a absorber rápidamente 35.000 millones de euros de fondos estructurales. 
Las autoridades comunitarias han reiterado su compromiso de revisar la deuda que ya asumió en 2012, con la que alargar los vencimientos y reducir de nuevo los tipos de interés. Esto podría concretarse en otoño, pero antes Atenas tendría que cumplir con todas las condiciones impuestas. 
 
MÁS LIQUIDEZ. Mientras, el ministro de Economía alemán, Wolfgang Schaeuble, aseguró que aconsejará al BCE que no aumente las provisiones de liquidez para los bancos griegos. Así, aunque la entidad aclaró que mantendría su apoyo a las entidades en unos 89.000 millones, ahora subraya que «podría reconsiderar su decisión». Y es que, el organismo que preside Mario Draghi no parece haberse tomado bien de la postura de Tsipras de celebrar un referéndum el domingo para afrontar la situación.