Carlos y Emilio se convirtieron en 2005 en el primer matrimonio gay en España: su boda, celebrada unos días después de que el Congreso de los Diputados aprobara la ley que permitía la unión conyugal entre personas del mismo sexo, dio la vuelta al mundo y situó al país a la vanguardia en el reconocimiento de este derecho. 

«Cuando has estado marginado y perseguido no se te olvida nunca. Conseguir la tranquilidad y la aceptación fue el mejor regalo», mantuvo la pareja en una entrevista que concedieron varios años después de su enlace. Se casaron el 11 de julio en la localidad madrileña de Tres Cantos, entre gran expectación mediática y ciudadana. Tras tres décadas de feliz relación, iniciada bajo la dictadura de Franco, se convirtieron en pioneros. «Fíjate, hemos pasado de ser unos maricones de mierda a una celebridad», bromeaban aquel día ante las cámaras. 

En los 10 años que han pasado desde entonces, otras 31.609 parejas homosexuales han contraído matrimonio en España, uno de los 22 países que actualmente reconocen este derecho en el mundo. 

Así, el estado patrio fue el tercero del planeta en dar luz verde a una ley de esa naturaleza, después de Holanda y Bélgica, y también el segundo, junto al territorio de la costa occidental de los Países Bajos , en permitir la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo. 

«Estamos construyendo una nación más decente, porque una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros», aseveró el entonces presidente del Gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, en aquel histórico pleno en la Cámara Baja. 

Ahora, España conmemora ese paso de gigante unos días después de que EEUU legalizara también el matrimonio homosexual en todo el país. Poco antes, era Irlanda la que ratificaba ese derecho, tras celebrar un referéndum en el que el 60 por ciento de los votantes apostó por validar esta medida. 

La norma vio la luz tras años de lucha por parte del llamado colectivo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). Uno de sus principales impulsores fue el político y activista socialista Pedro Zerolo, fallecido el pasado 9 de junio a consecuencia del cáncer que sufría, quien convenció a Zapatero de la necesidad de esa norma. «(La ley) ha sido un éxito, ha cambiado no solo la vida de la gente sino también la visión de España», sostuvo ayer el exjefe del Ejecutivo a emisora nacional. 

De hecho, numerosos miembros del PSOE, así como otros colectivos sociales y sindicatos, rindieron un homenaje a Zerolo con varios actos, coincidiendo con el décimo aniversario de la aprobación de la norma que tanto defendió el político y que quiso exportar a otros países, como Argentina o Uruguay. 

El texto modificó el Código Civil en 16 artículos, aunque los principales cambios consistieron en sustituir las palabras marido y mujer por cónyuges y padre y madre por progenitores. Además, amplió otro de sus puntos al afirmar que «el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo». 

Dos días después de la aprobación de la ley en la Cámara Baja, decenas de miles de personas la apoyaron y aplaudieron en una multitudinaria marcha en Madrid, coincidiendo con la celebración del Día del Orgullo Gay. 

 

Igualdad real. El camino hacia la igualdad es largo y los colectivos nacionales de lesbianas, gais, transexuales y homosexuales siguen reclamando que esta sea «real» y se vea amparada por la legalidad vigente. Piden, entre otras cosas, una «ley básica» que aborde «de manera integral» las necesidades de esta parte de la sociedad, así como una norma de igualdad de trato y contra la discriminación, uno de los principales retos del colectivo. 

También solicitan, en el terreno de la Educación, un conjunto de normas que fomenten «el respeto a la diversidad sexual en las aulas» y leyes que permitan a los homosexuales «formar una familia, criar y educar» a los hijos en igualdad de condiciones.