Una reflexión sobre el poder

M. Sierra
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La CNTC levanta el telón con un poco representado Calderón, Enrique VIII, protagonizado por Sergio Peris-Mencheta, con dirección de Ignacio García y versión de López- Antuñano

Dónde empiezan y acaban las obligaciones de un gobernante? ¿Cómo afectan las decisiones de los políticos a la sociedad? ¿Qué pasa si un rey está más pendiente de sus caprichos que de sus obligaciones? Estas son algunas de las preguntas que Calderón de la Barca se plantea en su texto Enrique VIII y la cisma de Inglaterra, con el que la Compañía Nacional de Teatro Clásico levanta el telón este año en el Hospital de San Juan, coincidiendo con el 38 Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, que daba ayer sus primeros pasos con la presentación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Sobre el montaje que abre la programación de la que se considera sede veraniega de la Nacional, recordó su directora Helena Pimenta, que llega rodado y «con muy buena acogida por parte del público». Un montaje, explicó, que se sale del repertorio habitual de Calderón «porque esa fue la petición que nos hizo Ignacio García». Un director joven del que Natalia Menéndez, directora de la muestra almagreña, destacó su habilidad para dotar a sus montajes de un porte más propio de una ópera.

«Calderón de la Barca fue un autor que siempre se atrevió a tocar los grandes temas», dijo Ignacio García, puntualizando que esta obra tan poco representada por su complejidad habla de los gobernantes, de los de ayer y de los de hoy, porque hay cosas que no parecen haber cambiado tanto. Un texto y unos versos que a él le han servido para invitar al espectador a reflexionar sobre «¿cómo las decisiones de los políticos afectan a la sociedad que gobiernan?».

El protagonista de esta historia es Enrique VIII, hermano del rey Arturo, del que hereda la corona y la mujer, y que se enamorará obsesivamente de una desconocida, Ana Bolena. Bajo esa corona, Sergio Peris-Mencheta, que con este papel se estrena como actor en Almagro, donde ya debutó como director de La Tempestad hace unos años; y con el verso, «una asignatura pendiente». Sobre su personaje, el que representará desde mañana y hasta el 12 de julio en el Hospital, al que llegan tras conseguir el éxito en el Pavón, prefirió no hablar, más interesado en que sea el propio público de Almagro el que lo descubra sobre el escenario. La qué si dejó muy claro su papel fue Pepa Pedroche, que como esposa del monarca, se verá obligada a «mantener el equilibrio entre el poder que ostenta como mujer del rey y su posición como esposa y madre», frente a las locuras de amor de este obsesionado Enrique VIII. Encabezando ese eje del mal que hará peligrar el reino de Inglaterra, una mujer y una hombre. Por un lado, Mamen Camacho, que hace no mucho formaba parte del elenco de la Joven Compañía, y que será Ana Bolena, de la que se enamorará obsesivamente Enrique VIII, más atento de conseguirla que de resolver los problemas de la corte. Una mujer, en palabras de la actriz, «exótica», pero sobre todo «misteriosa», con tintes «maquiavélicos».

Y por otro, Joaquín Notario, que en el papel de cardenal Volseo «es el ejemplo de aquellos hombres que lo único que ansían es el poder», una figura, dijo, que con el paso del tiempo no ha desaparecido. Emilio Gavira, Chema de Miguel, Sergio Otegui, Pedro Amagro, Natalia Huarte, Anabel Maurín y María José Alfonso completan esta corte de Enrique VIII que versiona para la ocasión José Gabriel López Antuñano, y que se aleja del debate teológico que plantea el dramaturgo, la separación entre el catoliscimos y el anglicanismo, para centrarse en un rey que parece olvidarse de sus obligaciones