La bolsa de trabajo se pospone por falta de temporeros

Ana Pobes
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El proyecto que iba a llevar a cabo Cáritas Socuéllamos se realizará el próximo año mediante el plan de empleo de Cáritas Diocesana. El 2017 se atendió a 61 temporeros en vendimia y este año a unos 30

Cáritas Socuéllamos ha tenido que posponer su idea de crear una bolsa de trabajo en colaboración con Asaja y algunas gestorías locales  durante la campaña de vendimia ante la falta de demanda de temporeros en situación de precariedad laboral y en condiciones indignas. Y es que, «si el año pasado había mucha gente buscando empleo, este año hay mucha gente que busca vendimiadores». Así lo comenta a La Tribuna la educadora social de Cáritas Socuéllamos, Loreto Carmen Díaz Carrasco, quien achaca este descenso de temporeros al ligero movimiento que ha experimentado el sector de la construcción, y eso ha hecho que «más gente haya apostado por la construcción en vez del por el campo». Fiel reflejo de ello, señala, es que durante la pasada vendimia Cáritas Socuéllamos atendió a 61 temporeros, y este año, con datos a fecha de la semana pasada, han sido 33 temporeros,  tanto extranjeros como de otros puntos de España que llegan buscando una oportunidad de trabajo.  

La intención de la ONG local es llevar a cabo el proyecto el próximo año, y hacerlo a través del plan de empleo de Cáritas Diocesana para que llegue también a este tipo de campañas. El objetivo, trabajar para que la figura del intermediario, que «tanto daño hace a estas personas», desaparezca en la medida de lo posible. Cáritas viene desarrollando desde hace ya varios años la campaña de temporeros,  un dispositivo de ayuda a las personas que se acercan a la localidad atraídos por la posibilidad de trabajar en época de recolección y que en ocasiones carecen totalmente de medios para subsistir. La ONG católica les ofrece atención básica como es la higiene, la alimentación, la ropa o el calzado. En este sentido, otro de los indicadores que demuestran que este año han llegado menos temporeros es que mientras en la vendimia del año pasado se llegó a «triplicar el servicio de duchas, en esta ocasión no ha hecho falta facilitar tantas duchas, a excepción  de dos o tres familias, y que ya venían con su empresa y su salario y vivienda digna para vivir».

Unos datos que Cáritas Socuéllamos acoge con cautela a pesar de que reconoce que son una «buena noticia» porque refleja que «hay menos precariedad y mayor estabilidad laboral». Y es que, la organización busca que temporeros y agricultores trabajen unidos y en armonía, ya que unas condiciones de trabajo dignas y justas significan futuro y beneficio para ambas partes. Con ese objetivo, la ONG no solo organiza la ayuda que se va a prestar durante los meses de recolección, sino que también supone la denuncia de la situación en la que muchas de estas personas viven o los abusos que se cometen. «La persona es el centro de intervención, y se le acompaña siempre desde la libertad. La idea es defender a las personas en riesgo o en exclusión social», declara Díaz.

Cáritas seguirá trabajando por evitar la «subcontratación ilegal», una práctica que «no puede permitir que se pase por alto», y evitar la figura del subcontratador o intermediario, persona encargada de ponerse en contacto con el agricultor para ofrecerle los trabajadores que necesita.