La delicia del cardo

Ana Pobes
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Este hongo se ha convertido en uno de los manjares más buscados en Corral de Calatrava por su suavidad y finura • Se comercializa a unos 25 euros el kilo

Luis Fernando Herrera coge una seta de cardo en una de las zonas de Corral de Calatrava. / - Foto: TOMÁS FERNÁNDEZ

A Luis Fernando, Luisfer para los amigos, se le ve andar por el campo de Corral de Calatrava. Con la mirada hacia bajo, lleva en la mano una navaja, mientras en la otra porta una cesta. Busca uno de los tesoros más demandados en estas fechas. Su nombre científico es Pleurotus eryngii, pero popularmente se le conoce como seta de cardo. De color variable, desde el blanquecino amarillento y el color crema hasta el marrón oscuro, una mata de cardo permite identificar a la 'reina' del campo. No deja de mirar al suelo al tiempo que relata que ya de pequeño buscaba setas con su padre. Encontrarla no es fácil, y más, dice, en estas fechas en las que los paseantes de los parajes han arrasado los pastizales cercanos a las vías de comunicación como así ocurre en la zona del puente del Jabalón, donde, «conocida por todo el pueblo, hoy tan sólo queda el cardo. La seta no está, pero ha estado».

La suerte, junto con la paciencia, se convierte en el mejor aliado de cada jornada. Llenar cesta supone horas y horas de infinitos paseos, muchas veces sin éxito. No se encuentran setas todos los días y recoger uno o dos kilos significa un día de fortuna. De ahí, el alto precio al que se comercializa. Unos 25 euros por kilo. Por eso, no es de extrañar que ningún setero desvele su zona de búsqueda. Es el mejor secreto guardado y lo prudente es no dar pistas.

Luisfer lleva desde joven dedicándose a la recolección, por lo que sabe diferenciar cada tipo de seta con un rápido vistazo. Conoce cada palmo que recorre, parajes que en algunas ocasiones transita con su hijo al que le ha enseñado cómo coger los hongos, pues conviene ser sumamente cuidadosos para no correr el peligro de esquilmar el setal. Hay que cortarlas por la base del pie para no estropearla para que así, explica sin levantar la mirada del suelo, puedan salir nuevas floraciones.

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