Ciudad Real comercializa 350.000 piezas de caza al año

Hilario L. Muñoz
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La primera memoria sobre el control de la carne muestra la importancia del ciervo que en septiembre marcó un precio record

Ciudad Real comercializa 350.000 piezas de caza al año

La carne de caza es uno de los activos económicos con los que cuenta la región y que supone para Ciudad Real uno de los principales recursos para mantener la actividad cinegética. Por ponerlo en perspectiva al año se destinan a su comercialización más de 350.000 piezas de caza, según se desprende de la Memoria de la Temporada de Caza 2017/2018 publicada por la Dirección General de Salud Pública y Consumo. La cifra supone el mayor dato de Castilla-La Mancha hasta el punto de que un 54 por ciento de las 676.316 destinada a comercialización de la última temporada salieron de la provincia.

«La actividad cinegética es muy importante en Castilla-La Mancha y las inspecciones de Sanidad Alimentaria que se hacen son importantes para a la salubridad de los productos y de todo el proceso», explicó el director provincial de la Consejería de Sanidad. «Hay implicación de la Consejería en mantener un servicio de inspecciones adecuado y de que lo que llegue al mercado cumpla los parámetros de calidad exigidos para los productos». La labor de la Consejería es coger «muestras» y comprobar «si se cumplen los parámetros», recordó Francisco José García.  

En el desglose de las cifras de la provincia, 367.290 en concreto para la temporada pasada, destacan dos conceptos, en función de si se atiende a la caza mayor y a la menor. Sobre esta última, Ciudad Real no tiene rival con el 58 por ciento de todas las piezas destinadas a comercializarse y con el destacado de la perdiz, con 284.092 destinadas al comercio. Le siguen conejos, 10.920; palomas, 9.416 o liebres 7.286, en una serie en la que también hay faisanes, patos, zorzales o becadas. La siguiente provincia en caza menor es Toledo, con 214.510.

Mientras, en caza mayor, las tornas cambian y es Toledo la que más carne de caza dedica a su comercialización, aunque en este caso se podría decir que el dato no es real, debido a la carne de jabalí. «El elevado número de jabalíes inspeccionados y destinados a comercialización en la provincia de Toledo (21.951) respecto a los de la provincia de Ciudad Real (11.478), teniendo en cuenta que las densidades de la población de esta especie en ambas provincias es muy similar y que el número de actividades cinegéticas celebradas en Ciudad Real es muy superior a las de la provincia de Toledo» se puede explicar en que «los establecimientos de manipulación de carne de caza ubicados en la provincia de Toledo se han abastecido de una gran cantidad de jabalíes procedentes de las otras provincias de la Castilla-La Mancha y de diversas Comunidades Autónomas», se indica en el texto.  «Esa variación de cuantía no se justifica ya solo en el número de industria sino que hay más grande y más pequeña», explicó Jaime Hurtado de la Asociación Interprofesional de Carne de caza (Asiccaza), quien recordó la diferencia que hay entre ambas provincias.

En perspectiva Ciudad Real en global comercializó la pasada temporada 42.673 piezas de carne de caza y Toledo 54.825, además del jabalí en gamos supera Toledo a una Ciudad Real en la que destaca la carne de ciervo que se comercializa. En este punto, cabe señalar que cada vez son más las provincias que buscan comercializar ciervo, más si se tiene en cuenta que esta carne superó en septiembre el umbral de los 4 euros en lonja, la mayor cuantía alcanzada hasta la fecha. «La carne de caza está en precios históricos, nunca antes había estado en precios tan altos ni por asomo y ahora está muy alto pero acercándose a los precios que habitualmente han tenido», dijo Hurtado, quien recordó que la mayoría de la caza mayor se comercializa, por ejemplo, en los datos de la Consejería menos del 3 por ciento de la carne se destinó a auto consumo en Ciudad Real. «El precio de la carne motiva que tenga un interés por comercializarlo y no por el auto consumo pero también va asociado a que hay mucha carne en el campo», dijo Hurtado.

Hay que tener en cuenta que en caza mayor todas las piezas deben ser inspeccionadas, sean auto consumo o no, aunque no tiene por qué producirse esa inspección en la provincia donde se ha cazado para comercializar, tal y como demuestran los datos. En caza menor, no ocurre esto, por lo que es solo la carne a comercializar la que se inspecciona por la Consejería de Sanidad.