Historia de una traición

A. Criado
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Más de un centenar de personas participa en la recreación de la batalla de Montiel, en la que hace 646 años murió el rey Pedro I de Castilla a manos de Enrique de Trastámara, su hermanastro ilegítimo

El rey Pedro I de Castilla, 'cruel' para sus detractores y 'justiciero' para sus partidarios, falleció el 23 de marzo de 1369 a manos de su hermanastro ilegítimo Enrique de Trastámara en el paraje conocido como Llano de la Fuente, en Montiel, víctima de una traición urdida por el gran estratega francés Bertrand du Guesclin. Ese día, España perdió al último rey de las tres culturas y se comenzó a escribir, con letras de sangre, la historia de una nueva dinastía.

La localidad de Montiel se ha volcado este fin de semana para conmemorar el 646 aniversario de la muerte del rey Pedro I en el marco de sus XLI Jornadas Medievales de Recreación Histórica, declaradas Fiesta de Interés Turístico Regional en enero de 2013. Un evento que cada año congrega en este municipio de cerca de 1.600 habitantes a alrededor de 12.000 personas, tal y como subraya Almudena Pacheco, organizadora de la recreación histórica, que contó con la presencia de un centenar de 'militares' de varios puntos de España y de Italia y Portugal.

Tras nueve días de asedio, acorralado en el castillo de la Estrella por las tropas 'enriquistas', que contaron con el decisivo apoyo del ejército francés, Pedro I de Castilla intentó una salida desesperada, negociando una rendición por separado con Bertrand du Guesclin. El militar francés le prometió la fuga, pero en vez de sacarlo a campo abierto, lo condujo directamente al campamento de Enrique de Trastámara, donde se desencadenó la batalla final de un conflicto por el trono de Castilla que representa la primera guerra civil española de la historia, enmarcada en un conflicto una mayor dimensión, como es la Guerra de los Cien Años.

el príncipe negro. Y es que aparte de la participación francesa, Inglaterra también estuvo involucrada en este conflicto. Eduardo, hijo del rey de Inglaterra y, por lo tanto, Príncipe de Gales, a quien llamaban el 'Príncipe Negro', vio en la campaña de fratricida una oportunidad para beneficiarse él mismo en su conflicto con Francia. Como este reino apoyaba al Trastámara, él se volcó en favor de la causa 'petrista', suministrándole armas, hombres y equipo. En 1367 el ejército anglocastellano entró en Castilla y combatió a Enrique nuevamente en Nájera.

Sin embargo, molesto porque 'el Cruel' no le pagaba los gastos de la campaña y horrorizado por las sanguinarias venganzas con las que el rey castellano castigó a sus enemigos derrotados, el 'Príncipe Negro' denunció su alianza y le abandonó dejándole a su suerte.

Una suerte que le fue esquiva aquel 23 de marzo de 1369 en el campo de batalla de Montiel. Las tropas 'petristas', compuestas por castellanos, moros y judíos, entre los que se encontraban diestros arqueros nazaríes, sucumbieron ante el poderío de la alianza francocastellana, que contaba con artillería y doblaba en efectivos al ejército de Pedro I, que tras varias escaramuzas murió a manos de su hermanastro y en presencia del general Bertrand du Guesclin, que ante la muda acusación de traición en los ojos de 'el Cruel', pronunció sus célebres palabras: «Yo no pongo ni quito a rey alguno: sólo estoy ayudando a mi señor».

una ciudad del medievo. La recreación de la batalla de Montiel, seguida por cientos de personas de todas las edades, puso ayer el broche de oro a una oferta cultural, histórico y festiva de tres días de duración, en las que esta localidad regresa al medievo, gracias a la complicidad de sus vecinos, que se implican al 100% en la celebración de unas jornadas que se iniciaron hace 41 años con una humilde programación y que hoy son referente nacional, gracias al empeño y trabajo de la Encomienda de Montiel y del Ayuntamiento, organizadores de este evento.

Talleres gremiales, un mercadillo de productos artesanos, recitales de música y danzas medievales, espectáculos de cetrería, desfiles, muestras gastronómicas, pasacalles y un concurso de disfraces son sólo algunas de las actividades de las que han podido disfrutar los vecinos de Montiel y los numerosos turistas que han pasado por esta localidad para revivir una batalla que cambió el rumbo de la historia de este país.