Si Ciudad Real existe, es porque la Batalla de Alarcos la perdió el ejercito cristiano de Alfonso VIII, que  pretendía construir Villa Real en el cerro de Alarcos. Ese fue uno de los muchos relatos que se contaron ayer en torno a la Puerta de Toledo, que por primera vez se abrió al público.  Más de 200 personas optaron por aprovechar esta oportunidad para acercarse a las entrañas de la que fue la gran puerta de la Ciudad Real amurallada con la que   se ponía el broche a la III Semana Histórica de Alarcos a Villa Real, y que despertó la curiosidad de ciudadrealeños de todas las edades, a los que les llamaba la atención poder entrar en un monumento que hace tiempo que forma parte de su día a día.

 La visita, que se organizó en base a grupos cerrados cada media hora, tenía una parte teórica y otra práctica, que permitió a muchos de los asistentes descubrir algunos de los relatos que sin querer lleva siglos contando esta pieza, declarada Monumento Nacional en 1915.