El hasta hace poco gran desconocido virus del Zika, que se transmite a través del mosquito de la familia Aedes, va camino de convertirse en una verdadera amenaza global. Y es que, el número de países afectados por este mal en todo el mundo no ha parado de crecer en los últimos dos años, llegando a alcanzar la cifra de 33, tal y como se desprende el último informe hecho público ayer por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En concreto, dicho documento asegura que, desde enero de 2015, se han registrado casos autóctonos de este mal en Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Curaçao, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guayana Francesa, Guadalupe, Guatemala, Guyana, Haiti, Honduras, Jamaica, Martinica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, Saint Martin, Surinám, Islas Vírgenes, Venezuela, Maldivas, Fiji, Tonga, Samoa, Islas Salomón y Vanuatu.
A estos territorios habría que sumar otros seis que, aunque de momento no han notificado tener a personas afectadas entre su población, sí que se ha constatado la transmisión del virus: Gabón, Indonesia, Tailandia, Camboya, Filipinas y Malasia.
Así, la distribución geográfica del Zika se elevó constantemente en los último 24 meses, siendo Brasil la nación más perjudicada, con 56.318 casos sospechosos solo en el estado de Bahía, al noreste del país, lo que ha llevado a las autoridades a dejar de contabilizar el número de afectados. De hecho, las estimaciones de infectados apuntan a entre 497.000 y 1,4 millones desde que comenzara el actual brote.
Tras el estado carioca, el territorio más afectado del mundo es Colombia, con 20.297 casos notificados hasta el pasado 23 de enero, si bien los primeros pacientes se comenzaron a detectar en octubre de 2015.
El principal problema del virus es su posible relación con un aumento de los bebés recién nacidos con microcefalia e el síndrome de Guillain-Barré, que se ha detectado ya en siete países.
EN BUSCA DE UNA CURA. Mientras, la OMS desveló que está realizando una selección de los estudios médicos existentes para tratar el zika y determinar a cuáles se podría dar prioridad y acelerar su desarrollo. Las investigaciones que podrían resultar más útiles para tratar este mal tienen que ver con otras enfermedades pertenecientes a la misma familia de los flavivirus, como el dengue y la fiebre amarilla, precisó.
Además, recordó que el pasado 5 de febrero se hizo un llamamiento a las compañías interesadas para que presentaran sus potenciales productos farmacéuticos con el fin de que sean evaluados y aprobados, en caso de que se compruebe que tienen un nivel aceptable de eficacia.
A ese respecto, la entidad sanitaria indicó que «las pruebas de diagnóstico son las más urgentes para poder determinar la presencia del virus y diferenciarlo de otros causados por los flavivirus y que también son transmitidos por un mosquito». Actualmente hay muy pocas posibilidades de diagnóstico del zika disponibles.
Por otra parte, la OMS precisó que, por el momento, existen 12 grupos que trabajan en potenciales vacunas para el zika, aunque estas investigaciones se encuentran «en las primeras etapas» y podrían tardar «algunos años» en concluirse. A ellas habría que sumar los estudios sobre tratamientos profilácticos del mismo tipo del que existe para la malaria.