«Las victorias tienen muchos padres y las derrotas suelen ser huérfanas». La frase la pronunció Susana Díaz el pasado viernes durante el cierre de campaña. Una declaración que se ha convertido en premonición ante una debacle electoral en Andalucía que ha cogido a todo el PSOE por sorpresa, y que aún ayer estaban tratando de digerir. 

De momento, desde Ferraz ya le han señalado a la presidenta en funciones y candidata autonómica la puerta de la dimisión. Fue, eso sí, más por omisión que de manera explícita. Al ser cuestionado sobre el futuro de la sevillana, el secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, se limitó a señalar el papel de un político «siempre tiene que estar subordinado al éxito del proyecto». Además, dejó claro la formación regional «va a abrir una reflexión para regenerarse», en el que se implicará el partido a nivel nacional.

A pesar de todo, el dirigente socialistas puso de relieve que su formación sigue siendo «la más votada» en Andalucía, por lo que enfatizó que se implicarán «absolutamente» en el proceso de diálogo y negociación que deberá liderar Susana Díaz para intentar repetir al frente de la Junta.

Algo que, a pesar de haber obtenido los peores resultados del PSOE en democracia con tan solo 33 escaños, la propia candidata no descarta, según volvió a repetir ayer al anunciar que se pondrá en contacto con todos los partidos constitucionalistas, entre los que no incluye a VOX, con el objetivo de impedir que el próximo Gobierno de la Comunidad dependa de la «extrema derecha». Hizo hincapié, además, en que se ve «con fuerzas» para seguir al frente de los socialistas porque considera que cuenta con la confianza de la formación, por lo menos a nivel regional.

Presión a Ciudadanos. Más allá del futuro de Susana Díaz, el PSOE aún no da por perdido el poder en la Comunidad. En este sentido, los progresistas ya han puesto toda la presión en Ciudadanos, cuyo candidato, Juan Marín, ya adelantó que se presentará a la investidura. «Queremos dirigirnos especialmente al partido de Albert Rivera, para saber si quiere apoyarnos a nosotros o pretende embarcarse en la aventura con la extrema derecha de VOX», enfatizó.

Y es que la calculadora está que echa humo en estos momentos buscando la fórmula que pueda garantizar las gobernabilidad de la comunidad. Aunque en el cálculo aparece siempre la variable de la repercusión que estos resultados puedan tener a nivel nacional en las próximas citas electorales de mayo.

La posibilidad de que estos datos perfilen una tendencia en las próximas elecciones regionales y municipales preocupa mucho en Ferraz. La interferencia de las decisiones a nivel nacional, como la gestión del desafío independentista, en los procesos más cercanos, es una incógnita que se da por despejada en muchos ámbitos. «Todo tiene implicaciones, pero cada territorio tiene su particularidad» apuntó ambiguo Ábalos.