Desde Roma con retranca

Diego Farto / Ciudad Real
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Mazantini convirtió su actuación en los Lunes Musicales en una cita más de Carnaval por medio de sus chirigotas, el casi pregón de Rafael Romero y el recuerdo de cómo era la fiesta en los principios del siglo XX

La Asociación de Coros y Danzas de Ciudad Real, o lo que es lo mismo, el Grupo Mazantini, llegó ayer al antiguo casino con la intención de convertir el habitual concierto de los Lunes Musicales en una cita más de Carnaval.

El grupo se armó con su repertorio de chirigotas de esta temporada, acudió a algunos tanguillos históricos para que se recordara cómo era la fiesta de carnestolendas y puso al micrófono a su presidente, Rafael Romero, para que hiciera un remedo de pregón no oficial, en el que recordó que el jolgorio de estos días debe ser «participativo» y a la vez crítico.

Los músicos y cantantes, ataviados con túnicas, petos y coronas de laurel que les situaban en el ámbito grecolatino, partieron de la invocación a los dioses Dionisios (griego) y Baco (romano) o de la cita de la belleza de Cleopatra, para dejar constancia de las extrañeza que les produce la situación política actual y dar cuenta de su reluctancia a que se convoquen nuevas elecciones. De este modo, entre apelaciones a que Mazantini es parte del Carnaval o bromas sobre lo que a uno le puede llegar por el móvil, fue avanzando un recital que incidió sobre todo en el sarcasmo, la pulla, la retranca, que hace reír pero deja clara la disconformidad con lo establecido.

Más adelante, en una segunda intervención que precedió a la representación de los tanguillos históricos, canciones que se cantaban en el Carnaval ciudadrealeño de la primera mitad del siglo XX, Romero hizo también su propia introducción histórica. De esta forma, si en su primera intervención aseguró que «el Carnaval de Ciudad Real tiene 3.748 años y 22 días», en la segunda fue un poco más impreciso cuando señaló que «sólo conservamos referencias del Carnaval de Ciudad Real desde el siglo XIX, pero no hay duda de que se celebraba desde mucho antes».

De la parte documentada de la fiesta, Romero señaló que antiguamente «los bailes se organizaban en el casino -el mismo lugar desde donde estaba lanzando su mensaje- y en el Centro Obrero, mientras que las celebraciones en la calle tenían su centro en el parque de Gasset.

El recorrido más histórico del presidente de Mazantini recordó igualmente los distintos tipos de músicas que se interpretaban, desde las más incisivas chirigotas, hasta los valses de los bailes más institucionales en los que no había lugar para la crítica.

Al mismo tiempo, recordó que a principios del siglo XX, Ciudad Real era todavía una ciudad eminentemente agrícola, en la que la gente se disfrazaba con ropas viejas e instrumentos de trabajo, pero ya a partir de los años 20 empezaron a verse disfraces de Arlequín y de Pierrot.