Encontradas 23 familias de presos en Valdenoceda en todo 2014

Patricia Vera
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La mayor parte de ellas se están sometiendo a pruebas de ADN para confirmar la identidad del fallecido y poder recibir sus restos en abril, pero el proceso es «muy lento»

2014 ha sido un año de éxitos para la Agrupación de Familiares de Represaliados en Valdenoceda (Burgos), un grupo de familias que lleva una década intentando identificar los 154 restos humanos hallados en el penal burgalés para entregarlos a sus descendientes y darles sepultura. En todo el país, han localizado a 41 familias de las 83 que faltaban; de las localizadas, 23 eran procedentes de la provincia de Ciudad Real y aún quedan siete pendientes, una cifra muy baja en comparación con las 30 iniciales. Así, es el periodo en que más familias se han encontrado en Ciudad Real desde que se fundó la asociación. Esta labor se ha realizado mediante voluntarios, los medios, el blog de la asociación (https://exhumacionvaldenoceda.wordpress.com/) y las redes sociales.

Las familias con las que han podido contactar en este tiempo son las de Antonio Bailón Cuadrado (Manzanares), Cándido Aranda Rincón (Alcolea de Calatrava), Modesto Flores Jiménez (Daimiel), Antonio Sánchez Cea (Torrenueva), José Estero Navarro (Villanueva de la Fuente), Rufino Madrigal Novillo (Tomelloso), Agustín Delgado Sánchez (Socuéllamos), Juan José Alcázar Tejados (Villahermosa), Marcelino Rodríguez del Prado (Villamayor de Calatrava), Bonifacio Olmedo López (Tomelloso), Andrés Romero Gallego (Terrinches), Eugenio García Quintana (Valdepeñas), Pedro Arroyo Díaz (Corral de Calatrava), José Fernández Yut Villar (Puertollano), Benigno Sánchez Moya (San Lorenzo de Calatrava), Andrés López Olmo (Bolaños de Calatrava), Antonio López Mora (San Lorenzo de Calatrava), Teodoro Sánchez Caro (Picón), Juan Alcalde López (Navacerrada, Almodóvar del Campo), Celedonio Molina Alba (Anchuras), Eloy Sánchez Martínez (Socuéllamos), José Carrasco Valiño (Picón) y Nicasio Urbina (Anchuras).

Tal y como detalla el presidente de la asociación, José María González, una vez localizados sus familiares, se les envía el kit para las pruebas de ADN, si bien reconoce que el procedimiento es «muy lento» por falta de recursos y que los donantes de muestras se ponen directamente en contacto con el laboratorio. «Hemos llegado al punto en que son muchas las pruebas que hay que realizar para sacar un positivo», reconoce.

VUELTA A CASA. La entrega de los restos está prevista para abril, en un acto anual que se realiza en la prisión, con motivo del aniversario de la proclamación de la Segunda República. Por el momento, solo están previstas tres entregas, una de ellas a la familia de Nicasio Urbina, aunque la intención de la asociación es «ir ampliando» en estos meses. Una vez recibidos, pueden optar por llevarlos a su lugar de origen o depositarlos en el mauselo común.

Aún quedan por localizar siete familias en Ciudad Real y 42 en toda España, por lo que la asociación sigue solicitando colaboración. La búsqueda y la identificación se va haciendo cada vez más difícil. La familia de Eugenio García Quintana fue localizada, pero las muestras no son válidas. Al ser soltero y sin descendencia, solo se le puede buscar a través de hijos de sus hermanos. En cambio, hay casos de solteros en los que sí ha sido posible, como el de Teodoro Sánchez, del que se han localizado nietos de sus hermanas.

A veces no hay que ir tan lejos, ya que algunos hijos aún viven, como el de Andrés López Olmo, en Bolaños de Calatrava. Destaca asimismo la historia de Juan Alcalde, que La Tribuna publicó el 2 de noviembre, que compartió prisión con su hermano Isidoro, quien sí sobrevivió.

Las condiciones en las que vivieron los presos eran «extremadamente duras», a juicio de los supervivientes, durante los cinco años que permaneció abierto el penal. La causa de la muerte se registraba como colitis epidémica, que no era sino hambre y frío.