Ciudad Real colocó la bandera del Quijote en el penúltimo día de la Feria Internacional de Turismo de Madrid, que ayer abrió sus puertas al público general tras varias jornadas dedicada a los profesionales del sector. En un amplio escenario del stand de Castilla-La Mancha en la feria y entre presentaciones, degustaciones, proyecciones y lecturas dramatizadas, la oferta turística de la provincia fue dándose a conocer a todos los visitantes, amparada por las aspas de los molinos de viento que otrora fueron gigantes.
El delegado de la Junta de Comunidades, Antonio Lucas-Torres, en compañía de muchos de los alcaldes que se dieron cita ayer en Madrid para hablar de todo lo que esta provincia tiene para ofrecer al turista, fue el encargado de abrir las presentaciones que conformaron el programa ciudadrealeño en Fitur este año, en el que se conmemoran 400 años de la publicación de la segunda parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha y 500 del nacimiento de Santa Teresa. Dos razones, dijo el responsable del Gobierno regional en la provincia, que «vienen a aderezar» una oferta turística que «destaca por su calidad y variedad».
Sobre la celebración cervantina, en la que está volcada toda la región en general y en particular Ciudad Real, Lucas-Torres dijo que espera que sea «el espaldarazo» que necesita un sector que ya ha demostrado que es uno «de los motores económicos de la provincia», con «más de 42.000 puestos de trabajo, y que representa el 12% de nuestro producto interior bruto». Con este objetivo, recordó que se ha puesto en marcha un programa cultural que a lo largo de 2015 incluye espectáculos, exposiciones, jornadas y otras tantas actividades con las que se quiere conmemorar al hidalgo y, al mismo tiempo, servir de excusa para mostrar las posibilidades que esta tierra tiene para llamar la atención del viajero.
Parte de ese camino ya está andado. Lucas-Torres dijo que, si hay una provincia que genere riqueza en el ámbito del turismo, esa es Ciudad Real, donde está «el mejor vino del mundo, el mejor teatro y las más singulares fiestas tradicionales». Una oferta «de calidad» de la que destacó, a modo de resumen, «la artesanía que ofrece Santa Cruz de Mudela, el turismo cinegético, la nueva Torre del Vino de Socuéllamos, las minas de cinabrio declaradas Patrimonio de la Humanidad, en Almadén, o el Museo del Queso que se puede disfrutar en Manzanares»; sin pasar por alto destinos naturales como los parques nacionales de Cabañeros y Tablas de Daimiel o las Lagunas de Ruidera. Un breve repaso del que se valió para agradecer a los alcaldes allí presentes «su implicación» para hacer de esta tierra una «opción turística de excelencia».
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