Adiós al maestro de la aguja

AGENCIAS
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El modisto Manuel Pertegaz, uno de los grandes referentes de la alta costura nacional y autor entre otros del vestido de novia de Doña Letizia, muere en Barcelona a los 96 años

Adiós al maestro de la aguja - Foto: EFE¶

La moda se queda huérfana de uno de sus rostros más importantes y reconocidos. Y es que ayer  Manuel Pertegaz murió a los 96 años en Barcelona.

El diseñador de alta costura, definido como el mago de la aguja en más de una ocasión por su vertiginosa carrera, fue el primer español en desembarcar en la famosa Quinta Avenida de Nueva York, y vistió durante más de 70 años a celebridades como Ava Gardner (considerada por muchos como su gran musa), Audrey Hepburn y Jaqueline Kennedy. «Gardner me gustaba físicamente y, sobre todo, porque andando el tiempo lograría, con su personalidad, desencorsetar a la mujer americana», señaló Pertegaz en una ocasión de ella, dejando entrever su concepción de la moda.

Nació en Olba (Teruel), en 1918, pero con solo 10 años se trasladó junto a su familia a Barcelona, donde empezó a trabajar como ayudante en un taller de la céntrica calle del Carme, donde confeccionó su primer abrigo.

Dio el salto a la fama antes de cumplir los 25 años con la apertura de su primer establecimiento en la Diagonal, cuyo meteórico éxito le llevó a abrir otra boutique en Madrid seis años más tarde.

Consideraba que su estilo definía a un tipo de mujer elegante y sofisticada, y se describía como una persona «perfeccionista», y siempre defendió que era el vestido el que se debía adaptar al cuerpo de la mujer y no a la inversa.

Si bien su ropa detallaba a la fémina en general, hubo una en especial, Bibis Samaranch, su amiga y confidente, a quien consideró su inspiración desde que la vistió de novia en 1955, para casarse con Juan Antonio Samaranch, hasta que falleció en el año 2000.

El gran salto. Y fueron estas convicciones las que le llevaron a ser pionero en cruzar el charco y desembarcar con su propia tienda en la calle comercial más selectiva de la gran manzana, la Quinta Avenida de Nueva York.

Tras la muerte de Christian Dior, en 1957, se barajó el nombre de Pertegaz como posible sucesor del diseñador francés, uno de sus referentes junto a Balenciaga y Chanel, pero el creador decidió quedarse en su tierra natal, España, para seguir con su carrera.

En su época de máximo rendimiento llegó a tener cinco negocios abiertos y más de 700 empleados, pero los cambios políticos que siguieron a la muerte de Franco perjudicaron mucho al consumo y, por extensión, en la alta costura, lo que obligó al turolense a cerrar sus salones de Madrid, bajón del que se recuperó algunos años más tarde.

A finales de los 90, y tras casi medio siglo diseñando ropa exclusivamente para mujer, lanzó su primera de línea de moda y complementos para hombre, algo que antes no se había plantado porque consideraba «aburrida» la ropa masculina.

Uno de sus últimos encargos más famosos fue el vestido de novia de Letizia Ortiz en 2004, entonces prometida del Príncipe Felipe y hoy Reina de España.

Aquel vestido blanco tunecino de seda natural y cuello corola dio la vuelta al mundo y se convirtió en el broche de oro de una trayectoria repleta de reconocimientos. Ese mismo año, recibió la Aguja de Oro honorífica, el más prestigioso galardón de la moda española.

Pertegaz supo conjugar elegancia, perfeccionismo, innovación y sofisticación. «Autodidacta a la fuerza», como él mismo se definió.

«No podíamos despreciar lo que se nos ofrecía y era interesante para los que estábamos en la costura, pues se mejoraban y se alimentaban mutuamente ambas cosas, alta costura y prêt-à-porter», explicó tiempo después.

Durante su carrera, recibió numerosos galardones internacionales, entre los que figuran el Oscar de la Costura por la Universidad de Harvard (1954), la Medalla de Oro de Berlín. Entre sus distintivos a nivel nacional cabe destacar el de comendador de la Real Orden de Isabel la Católica, la cruz de caballero de San Jorge o la medalla de Fomento de las Artes Decorativas.