Álvaro Huertas jugó el pasado domingo sus últimos minutos como futbolista del CD Puertollano. Ayer se despidió de sus compañeros de vestuario y del presidente y hoy mismo tenía previsto poner rumbo a Huesca para enrolarse en las filas del Atlético Monzón, equipo que lucha por no descender en el Grupo 17 de la Tercera División aragonesa.

El futbolista de Malagón (4 de enero de 1992) no tenía pensado abandonar el club industrial, pero el sábado recibió «una oferta irrechazable», por lo que optó por aceptarla. Una decisión que para el centrocampista no ha sido nada fácil, ya que «aquí me han tratado muy bien, he tenido muy buenos compañeros, un gran entrenador y la mejor directiva que he tenido nunca», además de «una afición de diez que siempre nos ha apoyado y a la que voy a echar de menos». Agradecimientos generalizados entre los que quiso destacar el trato recibido por el preparador físico Pablo Antonio Rubio, «que ha sido un segundo padre para mí; gracias a él he logrado recuperarme».

Además de echar de menos a muchas personas, Álvaro Huertas se marcha del CD Puertollano con tristeza por la situación que está atravesando la entidad, a la que «deseo mucha suerte y espero que siga adelante porque es un club histórico del fútbol regional».

Además de la oferta económica y deportiva, Álvaro Huertas ha decidido hacer las maletas para «darme a conocer en aquella zona». De hecho, el técnico del Atlético Monzón, Mario Vicién, le llamó porque su nombre se lo dio un representante que lo conocía de hace años, cuando estuvo cerca de fichar por el Barbastro, también del Grupo 17. «Mi intención también es que me conozcan por otras zonas de España. De momento voy a jugar allí estos tres meses y medio y luego ya veremos», afirma el jugador.

Álvaro Huertas cumplía su segunda temporada en el CD Puertollano, con el que acababa de reaparecer de una lesión de rodilla. Este curso había jugado 16 partidos y marcado dos goles. Antes defendió las camisetas del Conquense, CDCiudad Real, Getafe Juvenil y Atlético Teresiano.