Premiados que presumen de generaciones y hablan de romanos

L.G.E.
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Roberto Arcos dice que es octava generación de cuchilleros, Luis Garvín se enorgullece de su empresa la lleven sus seis hijos y Abraham Sarrión reivindica con la Via Augusta que las infraestructuras no son un gasto

Roberto Arcos Galiano, el empresario premiado por Albacete, es hijo de cuchilleros, nieto de cuchilleros y así podría seguir hasta llegar a las ocho generaciones. Cuando era un adolescente, su padre no le dejaba que pasase todas las vacaciones jugando con sus amigos. «Me invitaba a trabajar en la empresa, lo cual se lo agradezco porque me permitió conocer el negocio desde abajo», recordó, «yo he estado ahí con el mono trabajando».

En su intervención se acordó de sus padres, a los que le reconoce que convirtieron un taller de cuchillería en una empresa. De su labor al frente de Arcos Hermanos destaca que ha trabajado mucho en internacionalización, buscando clientes en el extranjero o en la automatización, para ser competitivos con los cuchillos que vienen del «extremo Oriente y trabajan con mano de obra barata». Pero además destacó su compromiso con la responsabilidad social de su tierra, pues tiene trabajando en su empresa a personas con discapacidad física y psíquica.

La historia empresarial de Luis Garvín Heredia, el premiado por Toledo, es también una historia de generaciones. La de su padre fue la primera. La suya fue la de Talleres Garvín Hermanos. Y la actual, es la de sus seis hijos, que llevan Agrícola Garvín. «Dentro de estas tres generaciones siempre hemos sido pioneros en el desarrollo de nuestras empresas», destacó, «hemos evolucionado con la última tecnología y ponernos al día en todo lo que sea maquinaria agrícola».

«De nervios tengo unos pocos», reconoció el premiado por Ciudad Real, José Macía Valls, que levantó el ‘Miami Park Restaurant’, que ahora está en otras manos, y el ‘Miami Gastro’. Admitió que le hacía mucha ilusión verse reconocido por otros compañeros empresarios. «Son los únicos que pueden entender lo que sufrimos día a día y disfrutamos nuestros logros», expuso, «lo que es arriesgar el patrimonio o la angustia y la desesperación a final de mes cuando no hay posibles para pagar nóminas, cotizaciones e impuestos». Confesó que lo que el premio le transmite es la «sensación de utilidad de toda una vida dedicada a generar riqueza y empleo».

Abraham Sarrión Martínez salió a hablar de los romanos. Lo hizo porque señaló que las civilizaciones que hicieron infraestructuras pasaron a la historia como grandes civilizaciones. El premiado de Cuenca, de Construcciones Sarrión, contó que los romanos construyeron la Via Augusta que atravesaba la Península con 1.500 kilómetros desde la Junquera a Cádiz. «Es el Corredor Mediterráneo que estamos pidiendo a la UE», contó, «si Augusto levantar la cabeza...». De los árabes destacó sus obras hidráulicas y añadió que algunas siguen en uso. «Las infraestructuras son una inversión, nunca debemos considerarlas un gasto», recalcó.

En el turno de agradecimientos se acordó de su madre. «Además de sacar adelante siete hijos, siempre estuvo ahí», contó. Y también de su padre, que le enseñó «a trabajar después de cansado».

Con un agradecimiento sencillo recibió el galardón el empresario de Guadalajara, Jesús Esteban Jimeno. Fue otro de los constructores de la noche, con dos compañías, Hocensa Empresa Constructora y Jesthisa Desarrollos Inmobiliarios, que hacen tanto obra civil como residencial.