La CHG descarta la aparición de un Ojo y lo atribuye a una fuga de riego

Patricia Velasco
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Samuel Moraleda confirma que los informes elaborados por la Guardería Rural señalan que se trata de un agujero «artificioso» que no tiene «ni la forma ni los niveles piezométricos»

Rafael Ochando observando el afloramiento./ - Foto: PABLO LORENTE

«No es un Ojo del Guadiana», sino que el «agujero se ha formado como consecuencia de la rotura de una de las infraestructuras de riego». Ésta es la conclusión de los informes elaborados por la Guardería Rural de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) sobre el encharcamiento aparecido a finales de julio en el mismo lugar donde se ubicaba un viejo Ojo conocido como ‘de la Señora’, en una finca que linda con la carretera Daimiel-Puerto Lápice, antes de llegar al cruce con la de Villarrubia-Manzanares. El organismo de cuenca vendría a despejar, por tanto, las dudas que ya avanzaba La Tribuna en su edición del pasado 3 de agosto, cuando el propio Ayuntamiento de Daimiel ya se inclinaba más por la hipótesis de la fuga de riego. Igual que el Instituto Geológico Minero de España (IGME), si bien este último organismo todavía no se ha pronunciado de manera definitiva.

El jefe del área de Gestión del Dominio Público de la CHG, Samuel Moraleda, rechazaba ayer que se tratara de un afloramiento natural, mientras que Miguel Mejías, jefe del área de Infraestructura Hidrogeológica del Instituto Geológico Minero de España (IGME), espera poder aportar hoy sus conclusiones tras recoger datos de los sondeos del acuífero 23.

El auxiliar de Investigación del IGME, Rafael Ochando, precisó que en el pozo llamado de El Embarcadero, el agua se situaba ayer a 16 metros de la superficie./
El auxiliar de Investigación del IGME, Rafael Ochando, precisó que en el pozo llamado de El Embarcadero, el agua se situaba ayer a 16 metros de la superficie./ - Foto: PABLO LORENTE
Desde la CHG, entidad que tiene las competencias en materia de agua en Las Tablas, apuntaron ayer a este periódico que el agujero «se ha formado como consecuencia de la rotura de un pívot de riego» colocado en esta tierra donde se cultiva alfalfa. «Es una zona donde estaban los antiguos Ojos del Guadiana, pero en los últimos 30 años ha habido una modificación tan extraordinaria de la morfología como consecuencia de la acción del hombre que ahora sería difícil localizar dónde van a aparecer cuando aparezcan», explicó Moraleda, quien añadió que además este encharcamiento «no tiene ni la forma ni los niveles piezométricos» para poder ser un afloramiento natural. «Desde el principio dijimos que ahora, con los niveles piezométricos sometidos a las extracciones de la campaña de riegos, no parecía el momento de aparecer», recalcó.

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