Una voz, muchas conciencias

I. Ballestero
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Damián Alcolea puso en el Congreso de los Diputados, y ante la reina Letizia, voz y rostro a los colectivos de salud mental, que defendieron la capacidad de contar sus propias historias

Hace cuatro años, el socuellamino Damián Alcolea se subió a un escenario apenas iluminado por un foco que le abarcaba por completo y empezó a hablar de su Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Lo hizo no como un testimonio de superación, «sino de aceptación», como él mismo asegura, y sus palabras han sido desde entonces bandera para los colectivos que abogan por avanzar en el tratamiento de la salud mental. Ayer ese escenario no estaba tan oscuro y Damián no estaba ni mucho menos solo: a su derecha, unos asientos más allá, estaba la reina Letizia, y junto a ellos había representantes de todos los grupos parlamentarios. Fue en el Congreso de los Diputados, en una experiencia «potente» que el actor socuellamino espera que sirva «para que se traduzca en mayor inversión en salud mental».

«Hubo un momento en el que, al rato de empezar a hablar, sentí que todo el mundo me estaba escuchando, y al acabar había mucha gente con lágrimas en los ojos», recuerda Damián horas después de su intervención en el Congreso. «He hablado mucho de cambiar el enfoque que hay sobre el malestar psíquico, pero no sólo por parte de la sociedad sino por nosotros mismos, quienes lo vivimos, porque tenemos voz y tenemos que usarla, atrevernos a ser nosotros quienes contemos nuestra propia historia».

Damián repite una y otra vez que el suyo «no es un ejemplo de superación, sino un testimonio de aceptación», y reconoce que en estos cuatro años «he madurado mucho, y hablo de cosas que antes me daban más reparo», porque incide en que el malestar psíquico requiere «una aproximación transversal, porque sus efectos son transversales».

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