La Mesta sigue viva

Diego Rodríguez
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Más de 1.500 de ovejas atravesaron ayer la ciudad en su viaje desde el Valle de Alcudia hasta Cuenca • Los hermanos Cardo practican la trashumancia desde hace veinte años

 
Se acerca el buen tiempo y es hora de regresar a casa. Los hermanos Cardo, pastores trashumantes que en noviembre del pasado año llegaron a la finca El Cañaveral, en término municipal de Mestanza, procedentes de la localidad conquense de Vega del Codorno han abandonado el Valle de Alcudia para volver a la Serranía de Cuenca, su lugar de origen. Un viaje que no harán solos, puesto que les acompaña un rebaño compuesto por más de 1.500 ovejas que han pasado los meses más fríos del año en una zona con temperaturas más benignas y con mejores pastos. El pastor Juan Manuel Cardo, su hermano Antonio y su hijo Aitor recorrerán en poco más de 20 días los aproximadamente 400 kilómetros que separan ambos lugares, siguiendo en todo momento el trazado de las Cañadas Reales, lo que demuestra que la tradición de la Mesta sigue viva.
El rebaño partió el lunes de tierras alcudianas y en la mañana de ayer atravesó Puertollano de suroeste a norte, acompañado en todo momento de la Policía Local. Tras dejar la ciudad industrial, que por unas horas rememoró sus orígenes pecuarios, pastores y ovejas continúan su viaje por la Cañada Real Soriana Oriental, que es la más larga del país, hasta llegar a la Cañada Real Conquense, también conocida como Los Chorros, que les dejará en la Cañada Real de Domingo Ardaz, desde la cual llegarán hasta su destino, en plena Serranía conquense, con temperaturas más frescas de cara a la época estiva.
Los hermanos Cardo llevan más de dos décadas practicando la trashumancia a pie, atravesando pueblos y comarcas de diferentes puntos del país, y en esta ocasión realizan este viaje recorriendo una media de 20 kilómetros al día. Para ello, comen durante la marcha y al llegar la noche, con la ayuda de un pastor eléctrico mantienen reunido a todo el rebaño en algún espacio público o privado cedido para pernoctar antes de retomar al día siguiente el camino hasta su destino: la fresca Serranía de Cuenca.