El Real Madrid no consiguió el pasado sábado restar ni un ápice el hechizo de Ipurúa a pesar de su victoria por 0-4. El Éibar se vestía de gala en un partido especial, no sólo por toda la repercusión que rodea al equipo blanco, que por primera vez visitaba en Liga el campo guipuzcoano, sino porque en una cita tan significativa la magia está en los pequeños detalles.

Más allá de los tantos de James, Benzema y Cristiano Ronaldo, por partida doble, la presencia de un valdepeñero en el terreno de juego no acaparó desde luego tantos focos como los astros madridistas, pero sí que sirvió para interpretar una bonita historia cargada de ternura.

Jaime Jiménez Merlo, portero que esta temporada se comprometía con el Éibar tras tres temporadas en el Real Valladolid, le pidió el favor a Íker Casillas al término del partido de que le cediese su camiseta por una buena causa: dar aliento a ‘Pollito’, un preso español que está a más de 9.000 kilómetros de distancia.

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