Titanes de La Mancha

Manuel Espadas
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Cuatro ciudadrealeños finalizan con éxito la exigente Titan Desert celebrada en Marruecos

L a Gaes Titan Desert by Garmin es la prueba en bicicleta de montaña más dura del mundo. La llaman el Dakar de la btt, lo que da buena cuenta de su exigencia. Este sábado finalizaba en Maadid (Marruecos) una nueva edición que ha recorrido, en seis etapas, más de 800 kilómetros de caminos pedregosos y montañas del Medio Atlas, y de dunas y altas temperaturas por el desierto del Sahara. Una prueba de supervivencia que han superado ‘cum laude’ cuatro ‘valientes’ ciudadrealeños, que ya recuperan fuerzas en sus casas, donde han colocado en un lugar preferente el trofeo con forma de ladrillo con el que la organización distinguen a los que han completado la misión: los criptanenses Manuel y José Andrés Carrasco y Juan Jesús Iniesta, y el socuellamino David Merino pueden presumir de ser ‘finishers’ de la Titan. Ya son ‘titanes de La Mancha’.

Los cuatro son un ejemplo de que con fuerza de voluntad y un mínimo de preparación, hasta una prueba como la Titan Desert puede estar al alcance de cualquiera. Los hermanos Carrasco y Juan Jesús Iniesta, los tres miembros del club MTBGigantes de Campo de Criptana, vivieron esta aventura juntos, representando a su localidad (en la meta desplegaron la bandera del municipio) y luciendo la imagen del Indepf (Instituto de Investigación Nacional de Enfermedades Poco Frecuentes), añadiéndole a su gesta un carácter solidario. «Ha sido una proeza», resume Manuel Carrasco, que se ha traído de tierras norteafricanas la imagen de «la diferencia de culturas;se nos caía el alma a los pies cuando veíamos a los niños correr para chocarnos las manos y pedirnos alguna barrita o un bote». Los tres titanes de Campo de Criptana han demostrado, con su media de 46 años, que «querer es poder» y no descartan repetir en 2017.

Si los tres veteranos criptanenses invertían más de 48 horas en completar el recorrido, con puestos en la general ‘modestos’, lo que logró David Merino se puede considerar como una verdadera hombrada. A sus 33 años, retirado del fútbol muy joven por una lesión y aficionado a los triatlones, se lió la manta en la cabeza y se embarcó en una aventura que no sólo logró terminar, sino que lo hizo en el ‘top 100’ (puesto 89 de la general, por debajo de las 37 horas), de lo que está «muy orgulloso» después de ir de menos a más. Encantado con la organización, Merino sólo se vino abajo al ver el cariñoso recibimiento que le dispensaron en el aeropuerto y en su pueblo familiares y amigos. Una imagen que no olvidará nunca, como la de cruzar la meta con la camiseta del Yugo Socuéllamos que le regaló Jordi López, el presidente del club. Ahora, ya maquina enrolarse en la Titan Tropic de Cuba. «Tampoco he quedado muy cansado», admite.