El director del Museo Diocesano de Ciudad Real, el sacerdote e historiador del arte Francisco del Campo Real, reconoce que en los tiempos que corren la Iglesia tiene que dedicar sus esfuerzos y todo el dinero que pude movilizar a atender a las personas en situación de necesidad. No por ello renuncia a que la institución que dirige cumpla sus funciones de preservar el Patrimonio artístico y cultural; mostrar el sentido de transcendencia que encierran estas obras de arte y, de un modo más especial, impulsar a su través una reflexión del espectador en torno a la fe.

De esta forma, ha surgido la iniciativa, que ya se aplica en otras instituciones musealizadas de seleccionar una Pieza del mes que se ha empezado a aplicar esta semana con un cuadro recién incorporado a su colección, San Joaquín y la Virgen niña.

Del Campo detalló a La Tribuna que esta obra se depositó en los fondos del Museo el pasado mes de octubre, tras el cierre del convento de las madres Dominicas en San Martín de Porres, lo que originó el traslado de algunas obras de arte, objetos litúrgicos y libros a la institución cultural situada en la planta baja del Obispado.

Sin embargo, el sacerdote recuerda que su papel es de simple custodia y estudio de estos bienes puesto que «las órdenes religiosas y las parroquias siguen siendo las propietarias legales de las obras que depositan».

Este lienzo es una pieza barroca de autor anónimo que se supone ejecutada entre el siglo XVII y el siglo XVIII que llegó a manos de las Dominicas cuando su convento todavía se encontraba en el corazón del barrio de El Perchel, en la manzana que se corresponde con las calles Altagracia, Jacinto, Luz y Estrella.

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