Hace unos meses, concretamente en mayo, Microsoft presentaba el Xbox Adaptive Controller, que ya se puede comprar a través de Microsoft Store por un precio de 89,99 euros. A ese coste, evidentemente, hay que sumarle los diferentes periféricos que necesite cada jugador para adaptar el mando a sus necesidades.

Lo cierto es que desde el primer momento nos gustó la idea y, en la nota de prensa, Microsoft presume de que el “Xbox Adaptive Controller es único en su categoría” y que “nunca se había visto este nivel de inclusión en el mundo del juego”. Y tienen todo el derecho a estar orgullosos, porque a pesar de tener que realizar un desembolso importante, el trabajo realizado con el mando es para sacarse el sombrero. Microsoft ha trabajado con diferentes asociaciones como The AbleGamers Charity, The Cerebral Palsy Foundation, Craig Hospital, Special Effect y Warfighter Engaged para dar con la fórmula correcta y el resultado no podía ser mejor. Hasta el paquete del producto es accesible (aquí se puede ver más sobre el proceso), ni una pega se le puede poner a la compañía de Redmond.

Además, esta misma semana el Victoria and Albert Museum de Londres, el principal museo de arte y diseño del mundo, anunciaba la adquisición de uno de estos controladores como parte de su programa Rapid Response Collecting, que recopila objetos contemporáneos que reflejan los principales momentos de la historia reciente en cuanto a diseño, tecnología y fabricación.