El sedentarismo provoca más de 400.000 muertes al año

AGENCIAS
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Investigadores brasileños revelan que llevar un estilo de vida estático, como estar sentado por encima de las tres horas al día, causa el 3,8 por ciento de los fallecimientos en el mundo

Uno de los principales problemas de salud que tienen actualmente los ciudadanos de los países desarrollados es su elevado sendetarismo, es decir, el exceso de horas del día que pasan sentados delante del televisor o del ordenador, y en consecuencia el incremento del porcentaje de obesos. Así lo desvela un nuevo estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, y publicado ayer, que pone números al estilo de vida de las personas de 54 países donde ha realizado la investigación. Según el informe, y tras analizar las causas de mortalidad en este medio centenar de territorios, estar sentado durante más de tres horas al día es responsable del 3,8 por ciento de las muertes. Y esto son unos 433.000 fallecidos al año.

Pero este análisis, que publicó la Revista Americana de Medicina Preventiva, también tiene una buena noticia. Los investigadores estiman que la reducción del tiempo sentado a menos de tres horas por jornada aumentaría la esperanza de vida en un promedio de 0,2 años.

En concreto, los estudiosos han observado que, incluso, una reducción del 10 por ciento en el tiempo que pasamos sentados ya bajaría la mortalidad por sedentarismo. «Nuestros resultados apoyan la importancia de promover estilos de vida activos para poder reducir la muerte prematura en todo el mundo, y por lo tanto, la necesidad de adoptar una acción mundial para reducir este factor de riesgo», destacó uno de los expertos del departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Sao Paulo Leandro Rezende.

En este sentido, pasar la mayor parte del tiempo sentados puede ocasionar malestares físicos e incluso psicológicos. Por lo que los especialistas hacen hincapié en que las personas hagan pausas para contrarrestar las horas de la jornada laboral.

Una manera es promoviendo los llamados tiempos activos, que tienen beneficios para quienes los practican y, a su vez, también para las compañías, ya que éstas, junto a otras iniciativas de promoción de la salud, contribuyen a fomentar la creatividad, productividad, el bienestar general y disminuir el ausentismo laboral.

De hecho, ya se habla sobre este término, el de realizar breves descansos laborales para desentumecer los músculos, desde hace 20 años. El objetivo de los mismos es reavivar aquellos grupos musculares sobre los que se ejerce un mayor esfuerzo, como son el cuello, la espalda o los brazos.

Estas pausas, precisan los expertos, ayudan a reducir algunos de los malestares provocados por la inactividad física, como por ejemplo trastornos musculo-esqueléticos y el estrés, además de la fatiga física y mental. En definitiva, lo que buscan estos recesos es romper con la rutina y el sedentarismo, y evitar que las personas estén sentadas todo el día.

Las afecciones más comunes que aquejan a quienes trabajan sentados la mayor parte del día son más bien de tipo muscular, tales como el lumbago y la cervicalgia o tortícolis.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la falta de actividad física en el mundo está solo por detrás de la hipertensión, el consumo de tabaco y los niveles elevados de azúcar en sangre. Así, el seis por ciento de todas las muertes anuales, unos 3,2 millones de fallecimientos, se producen por no ser suficientemente activos, según datos de 2014.

Avance lento.

A pesar de que la ciencia ha comprobado empíricamente los beneficios tanto físicos como psicológicos de la actividad y de la importancia de los recesos en el mundo laboral, la investigadora latinoamericana Marta Cabrera, de la Sociedad Chilena de Medicina del Trabajo, señaló que los avances en esta materia son aún «muy lentos».

Al tiempo que añadió que «es necesario que las empresas fomenten y faciliten estos espacios, ya que ayudan a romper la rutina y a disminuir la sobrecarga física y el estrés, lo que contribuye a una fuerza laboral más saludable e impacta finalmente en la productividad. Pero también es igualmente importante que «los propios trabajadores se comprometan y lo promuevan entre ellos», remarcó.